La estructura y el funcionamiento de un sistema económico se pueden representar en un diagrama conocido como el flujo circular del ingreso. Este diagrama muestra, por una parte, el flujo real que se da entre los distintos agentes económicos y, por otra, el flujo nominal que también se genera entre ellos.
Antes de concentrarnos en el diagrama es importante tener claros los conceptos de flujo real y flujo nominal; así, la condición de real o nominal la da el objeto transado entre los agentes económicos; es decir que una transacción real implica un traspaso de la propiedad de un bien o un servicio, y una transacción nominal implica el traspaso de propiedad de derechos u obligaciones. Por ejemplo, cuando los hogares compran bienes a las empresas para satisfacer sus necesidades se da una transacción real en la que el bien cambia de dueño. De otro lado, el dinero que reciben las empresas a cambio de venderle a los hogares esos bienes y servicios es una transacción nominal; así mismo, el ingreso que reciben los hogares de las empresas como remuneración por el uso de los factores productivos constituye un flujo nominal.
Podemos recorrer todo el diagrama del flujo circular del ingreso y encontraremos que cualquier transacción real tiene un equivalente nominal.
Esto sucede porque cualquier transacción real tiene una contraparte nominal en una economía que usa dinero u otros medios de pago; de esta manera, un flujo real tiene un flujo nominal equivalente.
El ejemplo más significativo lo constituyen el producto y el ingreso de una economía: el producto de una economía está conformado por los bienes y servicios finales que generan sus empresas; pero los bienes intermedios no hacen parte de esta producción final porque deben ser transformados por las empresas antes de satisfacer las necesidades de las familias. Para producir los bienes y servicios finales, las empresas usan unos factores productivos (trabajo y capital) por los cuales tienen que remunerar a los hogares, remuneración que constituye el ingreso de esta economía. De esta manera, el ingreso de una economía es la contraparte nominal de un flujo real que es su producto; en otras palabras: el producto y el ingreso son equivalentes, y esta equivalencia se puede expresar matemáticamente de la siguiente manera:
Q= Y (1)
Donde Q es el producto y Y es el ingreso
El flujo circular en una economía cerrada y sin gobierno
Por razones de simplicidad, iniciemos nuestro análisis con una economía cerrada y sin gobierno. En esta economía sólo hay dos agentes económicos: los hogares y las empresas.
Como vemos en la ilustración de la página anterior, tanto el producto como el ingreso salen de las empresas y llegan a los hogares conformando el flujo circular del sistema económico. Este flujo circular tiene un componente real y su contraparte nominal. El flujo real abarca los bienes finales (el producto) que las empresas venden a los hogares, así como los factores productivos que los hogares venden a las empresas para que ellas produzcan esos bienes y servicios finales. El flujo nominal abarca los pagos que las empresas hacen a los hogares como remuneración por el uso de sus factores (el ingreso), y también el pago que hacen los hogares a las empresas al comprar los bienes y servicios finales que éstas venden.
Recordemos que en la sección anterior concluimos que el producto es equivalente al ingreso, lo que significa que el valor de los bienes y servicios finales (producto) que las empresas quieren vender, es equivalente al ingreso que los hogares reciben como remuneración por el uso de sus factores productivos. Si los hogares usan la totalidad de ese ingreso para comprar bienes y servicios finales, las empresas vuelven a recibir ese dinero y están listas para iniciar un nuevo proceso productivo.
En este punto es necesario introducir dos nuevos términos que se refieren a variables que ya hemos estudiado: la oferta agregada y la demanda agregada. Cuando hablamos de oferta agregada nos referimos a lo que hemos denominado como producto, es decir, al conjunto de bienes y servicios finales que ofrecen las empresas. Esto significa que la oferta agregada es igual al producto, que a su vez es igual al ingreso. Por su parte, la demanda agregada corresponde a la demanda total de los hogares por bienes y servicios finales.
Expresemos la oferta agregada de manera matemática:
OO = Q = Y (2)
Donde OO es la oferta agregada, Q es el producto y Y es el ingreso.
Una economía estará en equilibrio macroeconómico cuando la oferta agregada sea igual a la demanda agregada. Cuando una economía no está en equilibrio macroeconómico se presentan serios problemas: por ejemplo, si la oferta agregada es mayor que la demanda agregada, las empresas no podrán vender todo el producto y no podrán contratar la misma cantidad de factores productivos (trabajo y capital), lo que generará una situación de desempleo. De otro lado, cuando la demanda agregada es mayor que la oferta agregada se presentarán presiones para que los precios suban de manera acelerada —problema que será abordado en detalle en la segunda guía de esta colección—.
En el sistema económico descrito hasta el momento no parece haber circunstancias que puedan generar un desequilibrio macroeconómico, pues, como ya vimos, el producto es igual al ingreso, y si los hogares destinan la totalidad de ese ingreso a comprar bienes y servicios finales, la oferta agregada (producto) será igual a la demanda agregada (demanda por ese producto).
Pero todos sabemos que los hogares no destinan todo su ingreso a comprar bienes y servicios, sino que guardan una parte para hacer frente a necesidades futuras. Esta fracción del ingreso que los hogares no gastan se denomina ahorro. Si el ingreso que ahorran los hogares nunca llegara a convertirse en demanda por bienes y servicios finales, la oferta agregada sería mayor que la demanda agregada; sin embargo, los hogares no suelen guardar sus ahorros debajo del colchón, sino que los depositan en entidades financieras como los bancos o las corporaciones financieras.
Esta situación se puede representar matemáticamente con la siguiente expresión:
Y = C + S (3)
Donde Y es el ingreso, C es el consumo y S es el ahorro.
Esas entidades financieras, a su vez, prestan el dinero ahorrado por los hogares a quienes quieren comprar bienes y no tienen recursos para hacerlo. Para simplificar la discusión, vamos a suponer que todos los que piden préstamos a las entidades financieras lo hacen para poder comprar bienes de capital, tales como maquinaria o vehículos; esta compra de bienes de capital es lo que se denomina inversión.
Si las entidades financieras logran canalizar todo el ahorro de los hogares hacia la inversión, la oferta agregada será igual a la demanda agregada y no habrá desequilibrios macroeconómicos con sus lamentables consecuencias; pero si las entidades financieras no consiguen canalizar todo el ahorro hacia la inversión, estaríamos frente a un desequilibrio macroeconómico en el que la oferta agregada sería mayor que la demanda agregada y se generaría desempleo —eso es lo que sucedió en la gran depresión de la década de 1930 —.
Ahora, veamos esas condiciones de equilibrio y desequilibrio macroeconómico de manera matemática. Recordemos que la demanda agregada de la economía es la demanda total de los hogares por bienes finales, es decir, la compra de bienes de consumo y de bienes de capital; así, podemos expresar matemáticamente la demanda agregada de la siguiente manera:
DD = C + I (4)
Donde DD es la demanda agregada, C es el consumo e I es la inversión.
De otro lado, combinando las ecuaciones (1), (2) y (3) podemos expresar la oferta agregada de la siguiente manera:
OO = C + S (5)
A partir de las ecuaciones (4) y (5) queda claro que si el ahorro es igual a la inversión, entonces la oferta agregada será igual a la demanda agregada; igualmente, si el ahorro es mayor que la inversión, entonces la oferta agregada será mayor que la demanda agregada, y si el ahorro es menor que la inversión, la oferta agregada será menor que la demanda agregada. Estas relaciones muestran la inmensa importancia que tiene la labor de las entidades financieras de canalizar todo el ahorro de una economía hacia la inversión.
EL SISTEMA FINANCIERO
En una economía cerrada y sin gobierno, la oferta agregada es igual a la demanda agregada si todo el ahorro se canaliza hacia la inversión. Uno de los problemas que se debe superar para llegar a este resultado es que generalmente aquellos que ahorran no son los mismos que invierten. Este problema hace que sea indispensable la existencia de un sistema financiero con la capacidad de mediar para que los recursos lleguen de los ahorradores a los inversionistas.
La tasa de interés es el pago que hace el sistema financiero a los ahorradores por dejar su dinero en el banco y, a su vez, lo que deben pagar los inversionistas para que los bancos les presten el dinero de los ahorradores; esto significa que ahorradores e inversionistas van a funcionar con lógicas absolutamente contradictorias. Veamos por qué:
A medida que sube la tasa de interés, los ahorradores tienen más incentivos para dejar su dinero en el banco, ya que la remuneración por ello va a ser más alta; por el contrario, los inversionistas van a tener menos incentivos para pedir dinero en calidad de préstamos porque van a tener que pagar un precio más alto por los recursos prestados. Por consiguiente, mientras más baja sea la tasa de interés, los ahorradores van a ganar menos por dejar su dinero en el banco; en contraste, con tasas de interés bajas existen más incentivos para que los inversionistas pidan dinero porque deben pagar menos por los préstamos.