lunes, 21 de noviembre de 2022

Somos todos culpables…

 


“Somos todos culpables de la ruina del planeta”

 

La salud del mundo está hecha un asco. ‘Somos todos responsables’, claman las voces de la alarma universal, y la generalización absuelve: si somos todos responsables, nadie lo es.

 

Como conejos se reproducen los nuevos tecnócratas del medio ambiente. Es la tasa de natalidad más alta del mundo: los expertos generan expertos y más expertos que se ocupan de envolver el tema en el papel celofán de la ambigüedad. Ellos fabrican el brumoso lenguaje de las exhortaciones al ’sacrificio de todos’ en las declaraciones de los gobiernos y en los solemnes acuerdos internacionales que nadie cumple.

 

Estas cataratas de palabras -inundación que amenaza convertirse en una catástrofe ecológica comparable al agujero del ozono- no se desencadenan gratuitamente. El lenguaje oficial ahoga la realidad para otorgar impunidad a la sociedad de consumo, a quienes la imponen por modelo en nombre del desarrollo y a las grandes empresas que le sacan el jugo.

 

Pero las estadísticas confiesan. Los datos ocultos bajo el palabrerío revelan que el 20 por ciento de la humanidad comete el 80 por ciento de las agresiones contra la naturaleza, crimen que los asesinos llaman suicidio y es la humanidad entera quien paga las consecuencias de la degradación de la tierra, la intoxicación del aire, el envenenamiento del agua, el enloquecimiento del clima y la dilapidación de los recursos naturales no renovables.

 

La señora Harlem Bruntland, quien encabeza el gobierno de Noruega, comprobó recientemente que si los 7 mil millones de pobladores del planeta consumieran lo mismo que los países desarrollados de Occidente, “harían falta 10 planetas como el nuestro para satisfacer todas sus necesidades”. Una experiencia imposible.

 

Pero los gobernantes de los países del Sur que prometen el ingreso al Primer Mundo, mágico pasaporte que nos hará a todos ricos y felices, no sólo deberían ser procesados por estafa. No sólo nos están tomando el pelo, no: además, esos gobernantes están cometiendo el delito de apología del crimen. Porque este sistema de vida que se ofrece como paraíso, fundado en la explotación del prójimo y en la aniquilación de la naturaleza, es el que nos está enfermando el cuerpo, nos está envenenando el alma y nos está dejando sin mundo.

 

“Es verde lo que se pinta de verde”

 

Ahora, los gigantes de la industria química hacen su publicidad en color verde, y el Banco Mundial lava su imagen repitiendo la palabra ecología en cada página de sus informes y tiñendo de verde sus préstamos. “En las condiciones de nuestros préstamos hay normas ambientales estrictas”, aclara el presidente de la suprema banquería del mundo. Somos todos ecologistas, hasta que alguna medida concreta limita la libertad de contaminación.

 

Cuando se aprobó en el Parlamento del Uruguay una tímida ley de defensa del medio ambiente, las empresas que echan veneno al aire y pudren las aguas se sacaron súbitamente la recién comprada careta verde y gritaron su verdad en términos que podrían ser resumidos así: “los defensores de la naturaleza son abogados de la pobreza, dedicados a sabotear el desarrollo económico y a espantar la inversión extranjera”.

 

El Banco Mundial, en cambio, es el principal promotor de la riqueza, el desarrollo y la inversión extranjera. Quizás por reunir tantas virtudes, el Banco manejará, junto a la ONU, el recién creado Fondo para el Medio Ambiente Mundial.

 

Este impuesto a la mala conciencia dispondrá de poco dinero, 100 veces menos de lo que habían pedido los ecologistas, para financiar proyectos que no destruyan la naturaleza. Intención irreprochable, conclusión inevitable: si esos proyectos requieren un fondo especial, el Banco Mundial está admitiendo, de hecho, que todos sus demás proyectos hacen un flaco favor al medio ambiente.

 

El Banco se llama Mundial, como el Fondo Monetario se llama Internacional, pero estos hermanos gemelos viven, cobran y deciden en Washington. Quien paga, manda, y la numerosa tecnocracia jamás escupe el plato donde come. Siendo, como es, el principal acreedor del llamado Tercer Mundo, el Banco Mundial gobierna a nuestros países cautivos que por servicio de deuda pagan a sus acreedores externos 250 mil dólares por minuto, y les impone su política económica en función del dinero que concede o promete.

 

La divinización del mercado, que compra cada vez menos y paga cada vez peor, permite atiborrar de mágicas chucherías a las grandes ciudades del sur del mundo, drogadas por la religión del consumo, mientras los campos se agotan, se pudren las aguas que los alimentan y una costra seca cubre los desiertos que antes fueron bosques.

 

“Entre el capital y el trabajo, la ecología es neutral”

 

Se podrá decir cualquier cosa de Al Capone, pero él era un caballero: el bueno de Al siempre enviaba flores a los velorios de sus víctimas… Las empresas gigantes de la industria química, petrolera y automovilística pagaron buena parte de los gastos de la Eco 92.

 

La conferencia internacional que en Río de Janeiro se ocupó de la agonía del planeta. Y esa conferencia, llamada Cumbre de la Tierra, no condenó a las transnacionales que producen contaminación y viven de ella, y ni siquiera pronunció una palabra contra la ilimitada libertad de comercio que hace posible la venta de veneno.

 

En el gran baile de máscaras del fin de milenio, hasta la industria química se viste de verde. La angustia ecológica perturba el sueño de los mayores laboratorios del mundo, que para ayudar a la naturaleza están inventando nuevos cultivos biotecnológicos.

 

Pero estos desvelos científicos no se proponen encontrar plantas más resistentes a las plagas sin ayuda química, sino que buscan nuevas plantas capaces de resistir los plaguicidas y herbicidas que esos mismos laboratorios producen. De las 10 empresas productoras de semillas más grandes del mundo, seis fabrican pesticidas (Sandoz, Ciba-Geigy, Dekalb, Pfiezer, Upjohn, Shell, ICI).

 

La industria química no tiene tendencias masoquistas. La recuperación del planeta o lo que nos quede de él implica la denuncia de la impunidad del dinero y la libertad humana. La ecología neutral, que más bien se parece a la jardinería, se hace cómplice de la injusticia de un mundo donde la comida sana, el agua limpia, el aire puro y el silencio no son derechos de todos sino privilegios de los pocos que pueden pagarlos.

 

Chico Mendes, obrero del caucho, cayó asesinado a fines del 1988, en la Amazonía brasileña, por creer lo que creía: que la militancia ecológica no puede divorciarse de la lucha social. Chico creía que la floresta amazónica no será salvada mientras no se haga la reforma agraria en Brasil.

 

Cinco años después del crimen, los obispos brasileños denunciaron que más de 100 trabajadores rurales mueren asesinados cada año en la lucha por la tierra, y calcularon que cuatro millones de campesinos sin trabajo van a las ciudades desde las plantaciones del interior. Adaptando las cifras de cada país, la declaración de los obispos retrata a toda América Latina. Las grandes ciudades latinoamericanas, hinchadas a reventar por la incesante invasión de exiliados del campo, son una catástrofe ecológica: una catástrofe que no se puede entender ni cambiar dentro de los límites de la ecología, sorda ante el clamor social y ciega ante el compromiso político.

 

“La naturaleza está fuera de nosotros”

 

En sus 10 mandamientos, Dios olvidó mencionar a la naturaleza. Entre las órdenes que nos envió desde el monte Sinaí, el Señor hubiera podido agregar, pongamos por caso: “Honrarás a la naturaleza de la que formas parte”. Pero no se le ocurrió. Hace cinco siglos, cuando América fue apresada por el mercado mundial, la civilización invasora confundió a la ecología con la idolatría. La comunión con la naturaleza era pecado. Y merecía castigo.

 

Según las crónicas de la Conquista., los indios nómadas que usaban cortezas para vestirse jamás desollaban el tronco entero, para no aniquilar el árbol, y los indios sedentarios plantaban cultivos diversos y con períodos de descanso, para no cansar a la tierra. La civilización que venía a imponer los devastadores monocultivos de exportación no podía entender a las culturas integradas a la naturaleza, y las confundió con la vocación demoníaca o la ignorancia.

 

Para la civilización que dice ser occidental y cristiana, la naturaleza era una bestia feroz que había que domar y castigar para que funcionara como una máquina, puesta a nuestro servicio desde siempre y para siempre. La naturaleza, que era eterna, nos debía esclavitud.

 

Muy recientemente nos hemos enterado de que la naturaleza se cansa, como nosotros, sus hijos, y hemos sabido que, como nosotros, puede morir asesinada. Ya no se habla de someter a la naturaleza, ahora hasta sus verdugos dicen que hay que protegerla. Pero en uno u otro caso, naturaleza sometida y naturaleza protegida, ella está fuera de nosotros.

 

La civilización que confunde a los relojes con el tiempo, al crecimiento con el desarrollo y a lo grandote con la grandeza, también confunde a la naturaleza con el paisaje, mientras el mundo, laberinto sin centro, se dedica a romper su propio cielo.

 

Eduardo Galeano

lunes, 31 de octubre de 2022

Constituciones de Colombia




La constitución es la carta Magna de la cual se derivan todas las normas legales que rigen y organizan a un Estado. En ella se especifican los derechos y los deberes de todos los ciudadanos. Por lo tanto, con la constitución se formaliza y se garantiza la armonía de la convivencia de toda la sociedad.

La creación de una constitución permite fijar límites y pautas en las acciones que tiene cada uno de los poderes del Estado. Es decir, se establece la relación entre lo ejecutivo, lo legislativo y lo judicial. De esta forma, se sientan las bases para conformar el gobierno de una determinada nación.

La idea de que los Estados tengan una constitución es relativamente nueva. Sin embargo, en el periodo de la Grecia clásica, Aristóteles, uno de los principales filósofos de la época, comenzó a desarrollar y a definir el concepto de constitución a partir del principio que afirma que “La mejor forma de gobernar una nación es aquella en la que todos los ciudadanos tuviesen sus derechos garantizados y aceptaran sus deberes y responsabilidades en pro del bien común”.

Las constituciones fruto de independencias

Hacia finales del siglo XVIII las constituciones se convirtieron en una fuente de gran importancia para el manejo de las naciones.

Esta situación se evidenció en las colonias británicas de Norteamérica, en 1776, al obtener su independencia; en Francia después de la Revolución Francesa de 1789; en la constitución europea creada en 1791 que es considerada como la primera y que se destaca por influir de forma directa en la constitución de 1812 redactada en Cádiz.

Estas constituciones se caracterizaron porque en la primera parte se redactaron los derechos y las garantías individuales.

En la segunda parte se presentan los criterios que deben tener el Estado y la forma de organizar su gobierno. También se destaca la promulgación por el respeto a las libertades individuales, lo que indica la marcada influencia del liberalismo político.

Las constituciones en Colombia

A partir de los movimientos de independencia, entre 1810 y 1819, Colombia ha tenido diversos cambios constitucionales, que se pueden agrupar en diferentes épocas así:

De 1809 a 1830, el país estuvo marcado por una indiscutible variedad constitucional, que se caracterizó por tener una directriz más regional que nacional. Situación que se evidencia en 1811 con la Constitución del Estado Libre de Socorro y la Constitución de la Provincia de Cundinamarca, promulgadas en diferentes regiones pero durante el mismo año. En total hasta 1830, se presentaron ocho constituciones de distintas provincias como: Antioquia, Neiva, Mariquita, Cartagena y Tunja. En 1830 se publica una nueva Constitución, que en menos de cuatro meses de su expedición afronta la separación de Venezuela y Ecuador, por lo que sus pautas resultan casi inservibles.

De 1830 a 1886, Colombia tuvo seis constituciones (1830, 1832, 1843, 1853, 1858 y 1863), que se caracterizaron por vivir periodos de guerras civiles, la implantación, en las últimas del sistema federalista, que trae como consecuencia la separación de la iglesia y el Estado, y la instauración de libertades como la esclavitud y el voto popular directo. Otra característica de este periodo constitucional se refiere al cambio de nombre que recibe el territorio nacional: Estado de Nueva Granada (1832), Confederación Granadina (1858) y Estados Unidos de Colombia (1863).

De 1886 a 1991, periodo que se caracteriza por una continuidad constitucional, puesto que la constitución de 1886 permaneció vigente por más de cien años, durante los cuales pasaron veintitrés presidentes de la República, quienes durante sus gobiernos le realizaron a esta constitución sesenta reformas.

En 1991 se redactó la actual Constitución de Colombia, que se caracteriza por ser la más extensa del continente americano. Está compuesta por un preámbulo, trece capítulos, trescientos ochenta artículos y cincuenta y nueve disposiciones transitorias. Su principal logro es el de reconocer a Colombia como un Estado social de Derecho


Comunidades Nómadas a sedentarias

 


Comunidades Nómadas

Individuo o grupo humano que se desplaza continuamente a fin de asegurar su subsistencia. No vive todo el año en el mismo lugar. Recorren determinados territorios ya conocidos moviéndose según las temporadas para conseguir su alimento.

Características de los grupos nómadas 

  • Los pueblos nómadas no conocían la agricultura, cazaban, pescaban y comían de los frutos que encontraban, esto hacía que su alimentación estuviera condicionada por su entorno geográfico.
  • Eran recolectores: persona o animal que recoge los frutos que les proporciona la naturaleza, tales como frutos silvestres, raíces, larvas, huevos y crustáceos.
  • Se resguardaban en cuevas en épocas de frío o bien transportaban su vivienda de un lugar a otro, por lo que debían ser muy livianas, por lo general estaban hechas con ramas y pieles de animales.
  • Utilizaban herramientas como hachas, hechas de piedra y otros utensilios hechos de madera y hueso-
  • Su vestimenta estaba hecha con pieles de animales. 
  • Las mujeres se encargaban de la recolección de alimentos y los hombres a la caza de mamuts, caballos, ciervos, etc.
  • Formaban grupos de 20 o 30 individuos unidos por lazos familiares, formando clanes.

  • Existía una jerarquización social donde los ancianos (por su experiencia) y las mujeres (por la reproducción), eran muy valorados.

Comunidades Sedentarias

 A diferencia de los nómadas, los sedentarios habitualmente nacen, viven y mueren en un mismo lugar determinado, que es su hogar. Cuando migran, suelen hacerlo bajo circunstancias extremas, como catástrofes o invasiones enemigas.

Los sedentarios fundan poblaciones, eligen vivir en comunidad, compartiendo el espacio. Por eso, desarrollan tecnologías y saberes que permitan que los lugares los sostengan por tiempo indeterminado. Entre esas tecnologías se encuentran la domesticación, la agricultura, la construcción, la ganadería, la forja, etc.

Dado que permanecen en un solo sitio, donde están todas sus posesiones valiosas, los sedentarios también se vieron en la obligación de defenderse de los saqueos por parte de otras tribus nómadas o semi-nómadas. Esto fue posible gracias a la organización y división del trabajo.

En la cotidianidad, los sedentarios suelen hallarse más a gusto y crecer en un ambiente más seguro. En estas comunidades se fomenta el intercambio de saberes. También se transmiten nociones territoriales, es decir, a la noción de una comunidad cuya identidad está de algún modo vinculada a la tierra en la que viven.

Organización social de los grupos sedentarios

  •  Las antiguas tribus nómadas tenían organizaciones fluidas. Esto no se debía sólo a su constante movimiento, sino también a que sus miembros estaban constantemente expuestos a los peligros de la cacería y del deambular.
  • Por eso mismo sus líderes no solían durar mucho. Las decisiones solían determinarse por la voluntad de los ancianos, generalmente de un padre dominante o un orden patriarcal, de autoridad vertical y sometimiento por la fuerza.
  • El compromiso de la tribu estaba destinado a la subsistencia y su cultura. Sus tradiciones se transmitían de forma oral y sus costumbres se regían por las estaciones, los astros y la naturaleza.
  • En cambio, los sedentarios tenían más tiempo y mejores condiciones para organizarse social y políticamente, definir leyes, debatir y formar instituciones. Además, las culturas sedentarias inventaron la escritura. La agricultura, además, como método de sustento es mucho más eficaz que la cacería, ya que produce más comida.
  • El excedente obtenido llevó al comercio, aumento el contacto social con otras comunidades y permitió dietas más balanceadas. Este excedente permitió liberar a algunos ciudadanos de las labores productivas agrícolas, para que se dedicaran a la invención, al entrenamiento militar, a la religión o a las ciencias.

·         De nómadas a sedentarios: un salto cultural fundamental

·         Alrededor del 8 000 a. C. (antes de Cristo) se produjo un cambio tecnológico importante en cuanto a la forma de trabajar la piedra, que consistió en pulirla en vez de solamente tallarla. Por eso, esta época se denomina      Neolítico, es decir, “de la piedra nueva”. Este fue el último período de la Edad de Piedra, tras el cual comenzó la Edad de los Metales.

·        
En esta época, los seres humanos que habitaban en la zona denominada Creciente Fértil, en el sudoeste de Asia, generaron una nueva forma de vida. Los grupos humanos que vivían en dicha región dejaron de depender solamente de la caza, la pesca y la recolección de frutos y semillas, y comenzaron a desarrollar la agricultura y la ganadería. Estos avances tecnológicos fueron el fruto de las observaciones de la naturaleza y la experimentación que realizaron los seres humanos durante milenios, lo que les permitió adaptarse a los cambios en su entorno. La agricultura les permitió pasar de ser nómadas a ser sedentarios. De esta manera se crearon los primeros poblados, con lo que aumentó la población humana. Se dio inicio a la alfarería, la fabricación
de textiles, la construcción de viviendas y la especialización del trabajo.

Así,en vez de una economía de subsistencia, se pasó a una que permitía producir excedentes, lo que permitió el intercambio de productos con otros grupos humanos.

 

jueves, 27 de octubre de 2022

EL DINERO

 



El dinero es un objeto respecto del cual hay un acuerdo social para que sea aceptado en el intercambio. Ha transcurrido mucho tiempo desde que el hombre empezó a usar las primeras formas de dinero, hasta la adopción del dinero tal y como lo conocemos hoy, es decir, en la forma de billetes y monedas comúnmente aceptadas por todas las personas para llevar a cabo sus transacciones.

En Colombia, como en la mayoría de los países, no siempre existió un único tipo de dinero aceptado por todas las personas. Circunstancias especiales como las guerras llevaban al gobierno de turno a cambiar la moneda que circulaba, en la medida en que la gente perdía confianza en ella por su paulatina pérdida de valor.

Actualmente en Colombia y en casi todos los países del mundo, los gobiernos mantienen la confianza de la gente en el dinero que circula gracias a la gestión que realizan sus bancos centrales, pero este es el resultado de un largo proceso histórico que no estuvo exento de costos económicos. Veamos un breve recuento sobre cómo surgió el dinero y cómo llegó a ser comúnmente aceptado por todas las personas.

En las sociedades tribales el dinero no existía porque la producción y el consumo se daban simultáneamente, por lo que el intercambio no era una actividad habitual. En este tipo de sociedades, las técnicas de producción eran relativamente simples y la propiedad, por lo general, era comunal; así, era fácil para el individuo satisfacer sus necesidades con lo que producía, y cuando se daba el intercambio se hacía para satisfacer las necesidades de la comunidad.

En este tipo de sociedad el trueque le permitía a cada comunidad complementar lo que producía, intercambiando sus excedentes por aquello que le hacía falta; por ejemplo, si una tribu estaba especializada en la caza y cultivaba unos pocos productos, podía cambiar parte de la carne y las pieles que obtenía de la caza por productos agrícolas cultivados por otra tribu dedicada a la práctica agrícola. Sin embargo, hay que aclarar que en esta etapa las sociedades eran prácticamente autosuficientes, es decir, que podían subsistir casi exclusivamente con lo que producían, por tanto, requerían muy poco intercambio. A medida que las técnicas de producción evolucionaron, las comunidades percibieron que podían producir más si se especializaban en algunas actividades productivas en lugar de tratar de producir todo lo que necesitaban; así, la división del trabajo también se hizo más profunda y las necesidades de estas sociedades tribales se hicieron más complejas, pues de cierta forma dejaron de ser autosuficientes. Por ejemplo, los individuos que tenían mayores aptitudes para la agricultura se dedicaron a sembrar, mientras que quienes tenían aptitudes para la pesca se especializaron en esta actividad.

La evolución y profundización de la división del trabajo implicó el surgimiento del intercambio individual y la consolidación del concepto de propiedad privada tanto de los bienes de consumo como de los factores de producción; de esta manera la producción se fue aislando cada vez más del consumo, tanto en el tiempo como en el espacio. La finalidad de la producción ya no era sólo la satisfacción de las necesidades del individuo sino el intercambio; proceso que estuvo acompañado de un incremento del comercio, el cual permitía que unos y otros intercambiaran aquello que les sobraba por lo que les hacía falta.

El surgimiento del intercambio como mecanismo para lograr la satisfacción de las necesidades sentó las bases para el uso generalizado del dinero; en efecto, la consolidación del intercambio o el comercio como una actividad más dentro de la organización económica de la sociedad, hizo evidentes las limitaciones del trueque. Cuando el intercambio se basa en el trueque es necesario que coincida el interés de las dos personas en intercambiar lo que cada uno posee; además, es difícil llevar a cabo el trueque de objetos de distinto valor en la medida en que no siempre los productos que se pretende intercambiar se pueden dividir; de otro lado, no todos los productos son fáciles de transportar o de almacenar, lo cual no permite que cualquier objeto sea adecuado para el trueque.

Para entender mejor los atributos que debe tener un objeto para que sea aceptado por todos los miembros de una sociedad en el intercambio, veamos con mayor detenimiento cuáles son las funciones del dinero. En primer lugar el dinero cumple la función de ser un medio de cambio, es decir, que debe ser aceptado por las personas a cambio de los bienes y servicios que ellas venden; así, se elimina uno de los problemas derivados del trueque: la necesidad de que coincida el interés de los que participan en el intercambio con los respectivos objetos que tienen para intercambiar.

En segundo lugar, el dinero puede usarse como unidad de cuenta; esto significa que los precios de los bienes y servicios pueden expresarse en unidades de dinero en vez de expresarlos en términos de otros bienes. En una economía de trueque era necesario, por ejemplo, establecer que dos bultos de trigo equivalían a diez metros de paño; así, el dinero es un medio que sirve para expresar los precios y los valores de las demás mercancías.

En tercer lugar, el dinero tiene una función muy importante como depósito de valor. Para poder cumplir esta función, el dinero debe mantener su valor durante el tiempo y, por tanto, no es necesario intercambiarlo inmediatamente cuando se recibe —como pudo suceder cuando en una economía de trueque se recibían productos perecederos como carne o frutas—.

La función del dinero de servir como depósito de valor está estrechamente relacionada con la de ser medio de cambio, pues para que cumpla su función en el intercambio debe mantener su valor a lo largo del tiempo; esto permite que la acción de comprar pueda separarse de la de vender, tanto en el tiempo como en el espacio; por ejemplo, un agricultor puede vender su cosecha el día de hoy en un pueblo, y usar el dinero recibido para comprar el vestuario que necesita al día siguiente en otro pueblo; en este sentido, un objeto que se usa como medio de cambio necesariamente debe ser depósito de valor.

Esa reflexión que parece simple nos sirve para entender una de las principales características que tiene el dinero: la liquidez. Cuando pensamos en objetos que pueden ser depósitos de valor podemos encontrar muchos candidatos además del dinero: las piedras preciosas, las obras de arte y aún los carros de colección pueden serlo; sin embargo, no todos los objetos que son depósito de valor pueden ser usados como medios de cambio, y menos como dinero. La liquidez es lo que distingue al dinero de otros objetos que pueden ser depósitos de valor, pues es una característica del dinero estrechamente relacionada con su aceptabilidad por parte de los miembros de una sociedad. Este concepto implica que el dinero es un objeto que en el intercambio tiene la capacidad de ser convertido de inmediato en otros objetos, y para ello se requiere que haya un acuerdo entre las personas involucradas en ese intercambio.

Además de la liquidez o aceptabilidad, el dinero debe tener otras características para poder cumplir sus funciones de medio de cambio, unidad de cuenta y depósito de valor, estas son: durabilidad, divisibilidad y bajo costo de almacenamiento. La durabilidad significa que físicamente el dinero debe mantener valor, es decir, que el material del que está hecho debe ser durable a lo largo del tiempo; esto explica por qué el hombre rápidamente se dio cuenta de que los metales, y en particular los metales preciosos, eran los objetos más adecuados para usar como dinero. De otro lado, la divisibilidad y el bajo costo de almacenamiento del dinero permiten que se pueda usar como unidad de cuenta y que las personas puedan llevarlo para realizar sus transacciones en cualquier momento y lugar.

El dinero ha tenido un largo proceso de transformación a lo largo de la historia. Hacia 2500 a. C. los egipcios empezaron a usar anillos de metal, y para 700 a. C. los lidios fueron los primeros en acuñar monedas, seguidos por los griegos. Sin embargo, hubo una larga evolución entre el momento en que se empezaron a acuñar las primeras monedas, y el uso de los billetes y monedas que hoy conocemos. Las civilizaciones antiguas, como la griega y la romana, tuvieron que enfrentar la transición de comunidades tribales hacia sociedades basadas, en buena medida, en la propiedad privada, en las que la actividad económica era ejercida de manera individual. Platón y Aristóteles, a través de sus obras literarias, nos han permitido saber que en la sociedad griega existía la propiedad privada de la tierra, la división del trabajo era bastante avanzada, el comercio era una actividad importante y, además, se usaba dinero.

Durante mucho tiempo los países usaron como dinero monedas con distintos contenidos de oro y plata; no obstante, hacia el siglo XIX los gobiernos empezaron a introducir el papel moneda. El papel moneda estaba respaldado por metales preciosos y, en este sentido, era un certificado que le permitía al que lo recibía en el intercambio canjearlo en cualquier momento por su equivalente en metales preciosos. ¿Ante quién podía ir una persona a exigir el cambio del certificado por una determinada cantidad de oro o de plata? En un principio estos certificados eran emitidos por compañías comerciales y bancos privados que asumían el compromiso de cambiar esos papeles por determinada cantidad de metal precioso, pero, después esta facultad la asumió el Estado. Así, para la segunda mitad del siglo XIX el mundo se había desplazado hacia un sistema monetario en el que se usaba el papel moneda respaldado con oro; sistema que se denominó patrón oro, el cual permitía que todas las monedas y billetes que circulaban se convirtieran en oro mediante una equivalencia previamente establecida.

Para comienzos del siglo XX en casi todo el mundo el derecho de imprimir dinero era un monopolio legal del Estado; en la actualidad, ese monopolio es ejercido en la mayoría de países a través del banco central; adicionalmente, en cada país se adoptó una única moneda, denominada moneda local. Sin embargo, en circunstancias de inestabilidad económica que debiliten la credibilidad de la gente en su moneda, es probable que los países opten por usar alguna moneda extranjera simultáneamente con la moneda local; por ejemplo, en Latinoamérica ha habido épocas en las que la gente acepta tanto la moneda local como los dólares estadounidenses en el intercambio.

Después de la Primera Guerra Mundial, el patrón oro se vio amenazado debido a la inestabilidad económica derivada de aquella; así, la mayoría de países suspendieron la convertibilidad de su moneda en oro. A partir de ese momento los esfuerzos por restaurar el patrón oro fueron infructuosos, pues la Gran Depresión de los años treinta y, más tarde, la Segunda Guerra Mundial acabaron con toda posibilidad de retornar a ese esquema. Al terminar la Segunda Guerra Mundial los países más grandes se reunieron para tratar de sentar las bases de una nueva plataforma de crecimiento económico mundial; como parte de este objetivo, esas grandes potencias emprendieron la tarea de reorganizar el sistema monetario internacional. Dicho objetivo lo plasmaron en el denominado Acuerdo de Bretton Woods, suscrito en 1944, mediante el cual se adoptó el patrón cambio-oro basado en el dólar; bajo este esquema se estableció una equivalencia entre las principales monedas y el dólar y, a su vez, el dólar era convertible en oro.

A comienzos de los años setenta el gobierno de los Estados Unidos suspendió la convertibilidad del dólar en oro, como resultado de las amenazas a la estabilidad económica derivadas, principalmente, de una crisis en el abastecimiento de petróleo, terminando así con el Acuerdo de Bretton Woods. A partir de ese momento todos los países adoptaron un sistema monetario en el que el dinero no está respaldado por ningún metal precioso.

El dinero que no está respaldado por metales preciosos se denomina dinero de curso forzoso; bajo este esquema los billetes no representan una obligación para el banco central de pagar oro, sino que equivalen al valor en unidades de la moneda nacional que está impreso en ellos. El valor del dinero de curso forzoso radica en su aceptabilidad por todas las personas como medio de pago; por ello, una de las principales labores del banco central es preservar esa aceptabilidad para que el valor de la moneda se mantenga.


FILOSOFIA MEDIEVAL



San Agustín (354-430) Obispo y filósofo.

 

La filosofía cristiana de la Edad Media se subordinó totalmente a la teología, e inclusive a la mística. Conviene recordar, que en sus comienzos el cristianismo surgió como un desafió revolucionario contra la realidad social y política de los primeros siglos de nuestra era etapa de máximo poderío del Imperio Romano.

 

El cristianismo primitivo se desentendió de la investigación filosófica propiamente dicha. Es más: los nuevos creyentes se apartaron de toda filosofía, lo que resulta explicable porque todos los sistemas hasta entonces conocidos eran el producto intelectual de culturas precristianas, paganas por esencia y definición. Pero para dominar, a base de nuevo ideal de vida, el mundo pagano, los primeros escritores cristianos trabajaron con los conceptos y fórmulas del pensamiento griego, elaborando así una construcción doctrinal, es decir, una dogmática. Este proceso se inicia tan pronto como el cristianismo deja de ser una secta perseguida y comienza a conquistar a personalidades cultas e influyentes. El pensamiento de los primeros expositores cristianos -los padres de la Iglesia se ha denominado Patrística. En este ciclo, predominó el idealismo platónico. Después la Escolástica, en que predomina el pensamiento sistemático y totalizador de Aristóteles.

 

FILOSOFÍA MEDIEVAL

Correspondiente a la segunda etapa (Filosofía Medieval); se extiende desde que la cosmovisión cristiana se impone en el ámbito cultural griego y romano hasta la crisis de la humanidad europea en el siglo XVI. Se caracteriza por la fe que, siendo compartida de modo casi unánime, genera una nueva unidad en torno a la temática y a los criterios desde los cuales abordarla. En esta etapa se entiende que el único que existe por derecho propio es Dios y que el mundo y los hombres somos porque Dios nos da el ser. Hace su aparición (en la Filosofía) el concepto de Creación. Los dos filósofos más destacados de este período fueron: Agustín de Hipona y Tomás de Aquino. 

 

Sin embargo, a diferencia de lo que había ocurrido con la filosofía griega, que había centrado su reflexión en torno a la determinación del objeto, la filosofía medieval centrará su interés en Dios. A lo largo de los primeros siglos de lo que algunos denominan era cristiana, la progresiva expansión del cristianismo y otras religiones mistéricas irá provocando la aparición de otros modelos de felicidad o "salvación individual", que competirán con los modelos filosóficos. 

 

Surge de ahí, una asociación entre filosofía y cristianismo o, más en general, entre filosofía y religión, que pondrá las bases de la futura filosofía medieval, entre los cristianos, los musulmanes y los judíos. El tema fundamental de reflexión pasará a ser la divinidad, quedando subordinada la comprensión e Interpretación el mundo, del hombre, de la sociedad, etc. al conocimiento que se pueda obtener de lo divino. 

 

La fe, que suministra las creencias a las que no se puede renunciar, tratará de entrar en dialogo con la razón. La inicial sumisión de la razón exigida por la fe, dejará paso a una mayor autonomía propugnada, entre otros, por Santo Tomás de Aquino, que conducirá, tras la crisis de la Escolástica, a la reclamación de la independencia de la razón con la que se iniciará la filosofía moderna.

 

En cuanto a la filosofía Medieval, según Carpio (1987), abarca desde El cristianismo se originó en una remota provincia del Imperio Romano. Pero su vocación misionera lo llevó a extenderse en poco tiempo por todo el Imperio y más allá de él. Si bien en un comienzo la mayor parte de los paganos que se convertían al cristianismo era de nivel social bajo (muchos de ellos esclavos), con el tiempo la nueva fe fue ganando seguidores también entre la clase culta y las elites. De este modo se sentaron las bases para el surgimiento una "Filosofía Cristiana", o mejor, de un movimiento filosófico de raíz cristiana que cobijaría distintas corrientes filosóficas en su seno. Si bien muchos filósofos modernos y contemporáneos fueron cristianos, la Filosofía Moderna presenta diferencias tan importantes con la Medieval que bien merece ser distinguida para su estudio. Se suele señalar al Renacimiento como el momento en que concluyó el período Medieval de la historia de la Filosofía y comenzó la transición hacia la Modernidad.

 

ORIGEN DE LA FILOSOFÍA MEDIEVAL: Tiene lugar en el resurgimiento del cristianismo enfrentado a la filosofía que predominaba en el Imperio Romano.  El primer contacto entre cristianismo y filosofía griega fue hostil. Poco a poco se asimilará la filosofía griega por buena parte de los apologetas cristianos, lo que van a tomar de los griegos sobre todo, van a ser los conceptos y categorías teóricas (vocabulario, tecnicismos, lenguaje, etc.).

 

El cristianismo introduce a Dios en la historia del ser humano como su creador, como providente y como hombre dentro de la historia, en un lugar y en un momento preciso. De esta manera Dios es el centro de la historia humana, lo que es una novedad, impensable dentro de la filosofía griega. Desde la filosofía griega era ridículo que un Dios se convirtiera en hombre, y mucho menos que fuera crucificado, siendo insignificante. ¿Por qué tenía que ser judío? ¿Por qué en ese momento de la historia?

 

CARACTERÍSTICAS DE LA FILOSOFÍA MEDIEVAL

1.     Surgen algunas tendencias que buscaban unir la razón y la fe.

2.     Nace la teología

3.     Se dejan atrás los planteamientos filosóficos griegos para abrir paso a un nuevo cuestionamiento: Fe sobre razón.            

4.     La influencia de la filosofía Aristotélica es muy grande y por tanto el mundo se rige por planteamientos racionales.

5.     Las ideas de Platón aún se tomaban en cuenta, pero basándolo en la Fe, se acepta que la verdad es eterna e inmutable y por lo tanto no puede ser la experiencia la que nos la otorgue sino que se debe utilizar el conocimiento sensible.

6.     Dios se convierte en el centro de todas las cosas y surgen nuevos problemas filosóficos relacionados con su existencia y su esencia.

7.     Se caracteriza por la preocupación de los pensadores judíos, cristianos y musulmanes por combinar las filosofías griegas y romanas con la ortodoxia religiosa.

8.     Es un momento fundamentalmente religioso y en el que los planteamientos filosóficos de otra índole no encuentran su lugar.

9.     Se caracteriza por la ausencia de libertad de pensamiento, así como por un control férreo por parte de las instituciones religiosas.

 

HACIA UNA FILOSOFÍA CRISTIANA: LA PATRÍSTICA La filosofía trata de problemas humanos existenciales, que comprometen a la persona y su destino. De este modo, entra en contacto con la religión y la fe. La aparición y rápida difusión del Cristianismo dio lugar a la aparición, entre los siglos I y V, de la llamada filosofía patrística. Esta reflexión consiste, primero en fijar el dogma cristiano y luego en mostrar que este es compatible con la sabiduría (razón). El cristianismo trae una nueva forma de entender el mundo, cuyas características son; El conocimiento, como revelación. Dios, como Ser único que crea e interviene el mundo. La naturaleza, como realidad creada. El hombre, llamado a responder al plan de Dios y a otra vida. 

 

¿Qué pasó en los comienzos del Cristianismo?

 

Cuando los Apóstoles empezaron a predicar la fe ¿a qué tipo de gente le predicaron? ¿Qué filosofía tenían? Para explicar la fe a estas gentes, los Padres de la Iglesia (que es el nombre de los primeros maestros cristianos) aceptaron gran parte de las filosofías de aquellos momentos, puesto que algunas de sus explicaciones eran válidas y aceptables, como las que se referían a la ley moral, a Dios y a la inmortalidad del alma humana. El propósito de los Padres de la Iglesia era explicar mejor la fe. Su motivación procedía por completo de la fe. No eran filósofos o personas interesadas en la filosofía en cuanto tal, pero sí lo estaban en la salvación de las almas, en que la gente llegara a conocer el Evangelio, la buena noticia de Dios, y así encontrara el camino de la salvación.

 

Naturalmente, para lograr esto tenían que usar un tipo de lenguaje y unos conceptos que todos pudieran entender. Usaron la filosofía natural: de este modo, los Padres crearon un instrumento filosófico en armonía con la fe; toda una filosofía creció bajo auspicios, por así decir, de la fe cristiana. Bajo esta protección de la fe cristiana surgió una nueva filosofía: pero además incorporaba nuevos conceptos para tratar de explicar las "nuevas cosas" de la revelación cristiana. Así, todo un cuerpo de conocimiento filosófico fue creado, y a esto es a lo que se llama filosofía cristiana, una filosofía relacionada con la revelación cristiana, con los misterios cristianos revelados a la Iglesia. Pero siempre, en cualquier caso, filosofía.