Los cambios económicos. Hacia 1870, los países que con Inglaterra a la cabeza habían promovido el librecambio lo abandonaron para protegerse de la competencia internacional provocada por el surgimiento de nuevas potencias industriales, como Alemania y Estados Unidos. El proteccionismo implicó una mayor intervención del Estado en la economía, impulsado por los empresarios industriales que querían salvaguardar los mercados frente a la recesión. Pero el fenómeno más importante que caracterizó la economía de finales de siglo XIX fue el proceso de concentración económica o monopolio, que se manifestó en la fusión de pequeños negocios o la absorción de las pequeñas empresas por las grandes, convirtiéndose en gigantescas corporaciones.
Los anteriores
cambios económicos intensificaron la rivalidad entre las economías nacionales,
lo cual condujo a la expansión colonial de muchas naciones. Esto les permitía:
* Tener acceso
a mercados potenciales que se encontraban por fuera del comercio mundial.
* Explotar, de
manera ventajosa, las nuevas posesiones ricas en materias primas.
* Invertir los
excedentes de capital en forma provechosa y obtener altos beneficios.
Además, debido
a que los cambios técnicos incrementaron la producción, se requirió mejorar la
capacidad de consumo de los trabajadores europeos y encontrar nuevos mercados
para vender la sobreproducción. Por tal motivo, la expansión colonial, era,
para el capitalista, la salida más adecuada para evitar las crisis de
sobreproducción y conservar o incrementar los beneficios.
Importancia de
las materias primas. La incorporación de nuevas regiones a la economía mundial
ocasionó el surgimiento de nuevos y florecientes negocios para las economías
imperialistas, basados en la explotación minera y agrícola en los países
sometidos. El monocultivo o explotación de un único producto agrícola condujo a
la especialización económica de las colonias, hecho que las tornó muy
vulnerables a las fluctuaciones del mercado internacional. Además, con la introducción
en el mercado de nuevos productos industriales, por ejemplo, los colorantes o
el caucho, algunos bienes naturales fueron desplazados del comercio mundial, lo
que condujo a las regiones donde éstos se producían a la quiebra.
IMPERIALISMO Y EUROCENTRISMO
Junto al imperialismo económico surgió en Europa una nueva ideología: el imperialismo nacionalista, que se manifestó en el intento de legitimación del dominio político que las potencias industriales comenzaron a ejercer sobre territorios de África, Asia, Oceanía y el Pacífico. Se recurrió así a explicaciones eurocentristas basadas en la idea de progreso. En este contexto, los pueblos que fueron objeto de dominio europeo fueron calificados como atrasados y por tanto incapaces de autogobernarse, lo que justificaba su domino. Otro argumento para justificar la dominación fue defender la tesis de superioridad racial, la cual consistía en explicar que ciertas características raciales determinaban la superioridad o inferioridad de las personas
EL IMPERIO BRITÁNICO.
El auge económico de la Gran Bretaña dependió de una relación
especial con los mercados y las fuentes de materias primas de ultramar. Ejemplo
de ello era la importación de algodón desde Norte América, India o áfrica,
usado como materia prima para la industria textil cuyos productores eran, a su
vez, exportados a diferentes mercados. Este modelo económico se basó en el librecambio.
Sin embargo, a finales del siglo XIX y ante el avance industrial de economías
como la alemana, Gran Bretaña retornó al proteccionismo, por lo que se
convirtió en motor de las políticas imperiales y de la expansión colonial, en
la medida en que los Estados intervinieron para ubicar a las empresas
nacionales en una posición de ventaja con relación a las economías rivales. En
este contexto, el Imperio británico creció enormemente a finales del siglo XIX:
en Asia se extendió desde India hasta China, hacia el Imperio Persa y a las
posesiones del Imperio turco; colonizó Australia, Canadá y Nueva Zelanda, y
estableció su dominio sobre Egipto y Sudáfrica, lo que le permitió controlar el
mar Rojo y el Atlántico sur, rutas de acceso al océano índico y a India.
LOS IMPERIOS FRANCÉS Y ALEMÁN.
El
desarrollo del capitalismo industrial se consolidó en Francia con Napoleón III,
quien en su intento por recuperar el protagonismo francés, continuó la política
expansionista, iniciada por su antecesor en 1830, con la invasión de Argelia y
la imposición de Maximiliano de Habsburgo como emperador en México. Esta acción
fracasó y debilitó el segundo Imperio francés (1852- 1870), que se desplomó
ante la derrota ante Prusia en 1870 y dio lugar a la proclamación de la Tercera
República Francesa. La derrota ante Prusia fue compensada con una agresiva
política colonialista en la década de años 1880, que llevó a Francia a
consolidar sus posesiones en África del norte y su expansión en indochina.
Luego del reparto de África en la Conferencia' de Berlín, los franceses crearon
África Occidental francesa y África ecuatorial francesa. Con las cuales hizo
frente al expansionismo británico. Por su parte, Alemania se incorporó tardíamente
al reparto colonial: británicos y franceses ya se habían apropiado de la mayor
parte de los territorios coloniales. Sin embargo, incremento su poderío
militar, tanto en efectivos como en equipo, y se dotó de una poderosa flota
destinada a proteger sus intereses en las rutas marítimas.
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