martes, 4 de octubre de 2022

ARISTÓTELES

 



Realismo Aristotélico

Se atribuye a Aristóteles una posición realista moderada que coincide en gran parte con el conceptualismo, pero en rigor, se trata de una simplificación y quizá también de una interpretación aristotélico-tomista de la posición aristotélica original.

Acto y Potencia:

Son claves para comprender el eje central de la filosofía aristotélica, las nociones de acto y potencia que pretenden explicar el movimiento en tanto que devenir. El movimiento como cambio en una realidad requiere tres condiciones que operan como principios: la materia, la forma y la privación. El cambio sería ininteligible si no hubiese en el objeto que va a cambiar una potencia de cambio. El cambio es, en rigor, el paso de un estado potencial a un estado de actualidad. El pasaje de un estado al otro se lleva a cabo a través de una causa eficiente que puede ser 'externa' (en el arte) o 'interna' (en la misma naturaleza del objeto considerado). Aristóteles afirma que el cambio es llevar a cabo lo que existe potencialmente en cuanto existe potencialmente. Sin embargo, esta potencia no puede ser cualquier potencia: un hombre no es potencialmente una vaca, pero un niño sí es potencialmente un hombre, pues de lo contrario, siempre seguiría siendo un niño.

METAFÍSICA:

La palabra 'metafísica' fue consecuencia de una denominación espacial que Andrónico de Rodas hiciera de la obra de Aristóteles en el siglo I. Esta designación exclusivamente clasificadora tuvo más tarde un significado más profundo, pues con los estudios que son objeto de la filosofía primera se constituye un saber que aspira a penetrar en lo que está situado más allá o detrás del ser físico en cuanto a tal.

Según Aristóteles, hay una ciencia que estudia el ser en tanto que ser. Esta ciencia se ocupa de los primeros principios y las causas más elevadas. Merece por ello ser llamada 'filosofía primera', a diferencia de toda 'filosofía segunda'. Así, esta 'filosofía primera' se ocupa del ser como ser, esto es, sus determinaciones, sus principios. Se ocupa además de algo que es, en el orden de lo que es y en el orden también de su conocimiento. Pero este ser superior o supremo puede entenderse de dos modos:

1. Como estudio formal (lo que luego será la ontología.

2. Como estudio de la substancia separada e inmóvil (el primer motor) en cuyo caso será, tal como la denomina Aristóteles, filosofía teológica.

A diferencia de lo que ha sucedido con la obra de Platón, sus llamadas obras "exotéricas", dirigidas al público en general, se han perdido y no quedan sino algunos fragmentos. En cambio, hemos legado los trabajos "esotéricos" que elaborara para sus cursos, puertas adentro del Liceo.

Andrónico de Rodas, hacia el año 60 a.C. hizo una recopilación de las obras de Aristóteles. El trabajo de organización de la obra hizo suponer que Aristóteles había sido un pensador sistemático que desarrolló un pensamiento definido desde los primeros trabajos. De esta manera, se lo contraponía con Platón, en cuya obra se advierte un proceso evolutivo permanente. Recién en el siglo XX, W Jaeger demostró que esto no había sido así y que por el contrario, el pensamiento de Aristóteles también fue producto de un proceso evolutivo. Al igual que Platón, Aristóteles fue un buscador permanente y siempre abierto a revisar sus propias ideas.

Aristóteles y las cuatro causas

Puesto que conocer algo científicamente es conocer sus causas, la física debe preocuparse por establecer las causas de los seres naturales. La causa o principo radical de cada cosa es su propia naturaleza y por ello hay que atenerse. Establece pues, cuatro causas:

1. La causa material (Ej: el bronce de la estatua)

2. La causa formal (Ej: la forma de la estatua)

3. La causa motriz o eficiente (Ej: el escultor)

4. La causa final (Ej: adornar un templo)

Aristóteles piensa, en definitiva, la mayoría de las veces, como biólogo y por eso afirma que el fin y el motor se reducen a la forma: es ella quien mueve al ser vivo desde adentro, como naturaleza y su perfeccionamiento, como enteléchia, es la finalidad de la vida. Aparece así la prioridad formal que caracteriza la metafísica aristotélica.

El movimiento (metabolé, kínesis)

La física se ocupa de la naturaleza y las causas de los seresn "naturales". Ahora bien, es evidente que todos los seres naturales están en movimiento, hecho que Aristóteles admite a partir de la experiencia. Aristóteles distingue diferentes clases de cambio (metabolé)

Cambio substancial:

Generación (génesis)

Corrupción (de la substsancia) Cambio accidental:

Movimiento (kínesis)

►Cuantitativo: Crecimiento y disminución

►Cualitativo: Alteración

►Locativo: Traslación

Aristóteles señala además que todos los filósofos han intentado explicar la naturaleza a partir de un sitema de contrarios. Empédocles habló de "amor" y "odio", Demócrito de "lleno" y "vacío", Pitágoras de "par" e "impar" y así... pero si bien este camino sería correcto en princpio, finalmente resulta insuficiente para explicar el cambio, porque un término no puede transformarse en su contrario ya que de este modo más que transformarse se destruiria. Aristóteles sostiene entonces que es necesario recurrir a un tercer principio: el sujeto de los contrarios porque el movimiento solo puede expliarse a través de tres principios:

► El sujeto (hipokéimenon)

► La forma

► La privación de la forma

En todo cambio permanece el sujeto (que es el que cambia y se transforma), el cual pasa de la privación a la posesión de la forma. Aristóteles dirá a modo de ejemplo que es así como el hombre se hace "culto", pasando de la in-cultura a la cultura.

Los tres principios se traducen en términos de materia-forma: el sujeto (la materia), la privación de la forma y la forma. En términos de acto-potencia: el sujeto en potencia, la potencia y el acto.

Realidad intermedia

El movimiento es el acto de lo que está en potencia en cuanto que está en potencia. Aristóteles reconoce que no es fácil entender la esencia del movimiento ya que no es ni acto ni potencia sino una especie de "acto incompleto": es la actualización de lo que está en potencias, pero mientras sigue estando en potencia. Cuando esta potencia es plenamente actualizada, entonces cesa el movimiento, y si el sujeto está en pura potencia, aún no está en movimiento. El movimiento es entonces una realidad intermedia.

EL primer motor

Al final de la Física afirma Aristóteles la existencia de la eternidad del movimiento y del tiempo. La cadena de generaciones no tiene comienzo y remonta al infinito. Tampoco tendrá fin porque el movimiento y el tiempo no terminan jamás. Afirma entonces que un primer motor es necesario para causar el movimiento eterno del cosmos. Puesto que el movimiento es el paso de la potencia al acto, debe haber un motor (kinetikón) que haga pasar al móvil de la potencia al acto, merced a que él ya posee en acto aquello que el móvil solo posee en potencia. "Todo lo que se mueve es movido por otro" pero si el motor mueve en tanto que es a su vez es movido, ambos movimientos son simultáneos. Se puede multiplicar al infinito el número de los motores movidos simultáneamente, pero en este caso, la serie no tiene que ser infinita sino que ha de existir un primer motor que siendo inmóvil, cause el movimiento del mundo: así pues, el movimiento del mundo es eterno pero posee un primer motor. El primer motor mueve al mundo desde toda la eternidad

Cosmología aristotélica

La cosmología de Aristóteles que sigue parcialmente a Platón será el paradigma de la ciencia medieval, hasta la revolución científica de la modernidad.

Características esenciales

Esencialismo: Todo se explica por la "naturaleza" o las "cualidades" inmanentes de los cuerpos físicos.

Teleología: La finalidad es el concepto clave para la explicación. El motor inmóvil es la causa final.

Dualismo: Se substituye el dualismo platónico del mundo de las Ideas y el mundo de las Cosas, se sustituye por el mundo supralunar y el mundo sublunar.

Deducción: Las afirmaciones son meramente deductivas y especulativas. No hay fundamentación empírica

Ética Aristotélica

Dos éticas fueron escritas por Aristóteles: Ética a Eudemo que pone en evidencia algunas influencias platónicas y Ética a Nicómaco que es la versión definitiva de la ética aristotélica puesto que pertenece al tercer período.

La ética de Aristóteles es, en primer lugar, una ética de la felicidad... pero también es una ética de la virtud ya que ésta es el medio por excelencia para alcanzar la felicidad.

La felicidad

La felicidad, consiste en el ejercicio perfecto de la actividad propia del hombre. Tal actividad no es otra que la actividad del alma que para que sea perfecta debe ser acompañada por todas las virtudes. Hacia el final de la Ética a Nicómaco, Aristóteles afirmará que la actividad más propia del hombre y la que mayor felicidad le proporciona es la contemplación teórica: es decir, la sabiduría. Así es como el empirismo ético lo lleva a una posición ecléctica: la felicidad consiste en equilibrar virtud, contemplación y bienes exteriores.

La virtud

Aristóteles se aleja del intelectualismo socrático que vincula a la virtud con el conocimiento. Para él, la virtud será la disposición del alma, es decir, la capacidad y la aptitud de esta para comportarse de un modo determinado: "No basta que la acción tenga un carácter determinado para que la conducta sea justa o buena; es preciso también que el hombre actúe de un modo determinado ante todo, que actúe a sabiendas; en segundo lugar, que proceda en razón de una decisión consciente y que prefiera esa acción por sí misma; finalmente, que actúe desde una posición firme e inquebrantable" Aristóteles, Etica a Nicómaco

La virtud, entonces, se adquiere a través del ejercicio y el hábito, es decir que para que un hombre se haga justo, es menester que practique la justicia. Aristóteles considera que nadie se hace justo por "naturaleza" (aunque una predisposición natural sea importante) ni tampoco resulta suficiente la enseñanza.

El término medio (mesotes)

Para Aristóteles, la virtud consiste en un término medio, lo cual no significa mediocridad sino un equilibrio entre los vicios de los extremos. El "valor" es un justo medio entre la "temeridad" y el "miedo".

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