jueves, 27 de octubre de 2022

EL DINERO

 



El dinero es un objeto respecto del cual hay un acuerdo social para que sea aceptado en el intercambio. Ha transcurrido mucho tiempo desde que el hombre empezó a usar las primeras formas de dinero, hasta la adopción del dinero tal y como lo conocemos hoy, es decir, en la forma de billetes y monedas comúnmente aceptadas por todas las personas para llevar a cabo sus transacciones.

En Colombia, como en la mayoría de los países, no siempre existió un único tipo de dinero aceptado por todas las personas. Circunstancias especiales como las guerras llevaban al gobierno de turno a cambiar la moneda que circulaba, en la medida en que la gente perdía confianza en ella por su paulatina pérdida de valor.

Actualmente en Colombia y en casi todos los países del mundo, los gobiernos mantienen la confianza de la gente en el dinero que circula gracias a la gestión que realizan sus bancos centrales, pero este es el resultado de un largo proceso histórico que no estuvo exento de costos económicos. Veamos un breve recuento sobre cómo surgió el dinero y cómo llegó a ser comúnmente aceptado por todas las personas.

En las sociedades tribales el dinero no existía porque la producción y el consumo se daban simultáneamente, por lo que el intercambio no era una actividad habitual. En este tipo de sociedades, las técnicas de producción eran relativamente simples y la propiedad, por lo general, era comunal; así, era fácil para el individuo satisfacer sus necesidades con lo que producía, y cuando se daba el intercambio se hacía para satisfacer las necesidades de la comunidad.

En este tipo de sociedad el trueque le permitía a cada comunidad complementar lo que producía, intercambiando sus excedentes por aquello que le hacía falta; por ejemplo, si una tribu estaba especializada en la caza y cultivaba unos pocos productos, podía cambiar parte de la carne y las pieles que obtenía de la caza por productos agrícolas cultivados por otra tribu dedicada a la práctica agrícola. Sin embargo, hay que aclarar que en esta etapa las sociedades eran prácticamente autosuficientes, es decir, que podían subsistir casi exclusivamente con lo que producían, por tanto, requerían muy poco intercambio. A medida que las técnicas de producción evolucionaron, las comunidades percibieron que podían producir más si se especializaban en algunas actividades productivas en lugar de tratar de producir todo lo que necesitaban; así, la división del trabajo también se hizo más profunda y las necesidades de estas sociedades tribales se hicieron más complejas, pues de cierta forma dejaron de ser autosuficientes. Por ejemplo, los individuos que tenían mayores aptitudes para la agricultura se dedicaron a sembrar, mientras que quienes tenían aptitudes para la pesca se especializaron en esta actividad.

La evolución y profundización de la división del trabajo implicó el surgimiento del intercambio individual y la consolidación del concepto de propiedad privada tanto de los bienes de consumo como de los factores de producción; de esta manera la producción se fue aislando cada vez más del consumo, tanto en el tiempo como en el espacio. La finalidad de la producción ya no era sólo la satisfacción de las necesidades del individuo sino el intercambio; proceso que estuvo acompañado de un incremento del comercio, el cual permitía que unos y otros intercambiaran aquello que les sobraba por lo que les hacía falta.

El surgimiento del intercambio como mecanismo para lograr la satisfacción de las necesidades sentó las bases para el uso generalizado del dinero; en efecto, la consolidación del intercambio o el comercio como una actividad más dentro de la organización económica de la sociedad, hizo evidentes las limitaciones del trueque. Cuando el intercambio se basa en el trueque es necesario que coincida el interés de las dos personas en intercambiar lo que cada uno posee; además, es difícil llevar a cabo el trueque de objetos de distinto valor en la medida en que no siempre los productos que se pretende intercambiar se pueden dividir; de otro lado, no todos los productos son fáciles de transportar o de almacenar, lo cual no permite que cualquier objeto sea adecuado para el trueque.

Para entender mejor los atributos que debe tener un objeto para que sea aceptado por todos los miembros de una sociedad en el intercambio, veamos con mayor detenimiento cuáles son las funciones del dinero. En primer lugar el dinero cumple la función de ser un medio de cambio, es decir, que debe ser aceptado por las personas a cambio de los bienes y servicios que ellas venden; así, se elimina uno de los problemas derivados del trueque: la necesidad de que coincida el interés de los que participan en el intercambio con los respectivos objetos que tienen para intercambiar.

En segundo lugar, el dinero puede usarse como unidad de cuenta; esto significa que los precios de los bienes y servicios pueden expresarse en unidades de dinero en vez de expresarlos en términos de otros bienes. En una economía de trueque era necesario, por ejemplo, establecer que dos bultos de trigo equivalían a diez metros de paño; así, el dinero es un medio que sirve para expresar los precios y los valores de las demás mercancías.

En tercer lugar, el dinero tiene una función muy importante como depósito de valor. Para poder cumplir esta función, el dinero debe mantener su valor durante el tiempo y, por tanto, no es necesario intercambiarlo inmediatamente cuando se recibe —como pudo suceder cuando en una economía de trueque se recibían productos perecederos como carne o frutas—.

La función del dinero de servir como depósito de valor está estrechamente relacionada con la de ser medio de cambio, pues para que cumpla su función en el intercambio debe mantener su valor a lo largo del tiempo; esto permite que la acción de comprar pueda separarse de la de vender, tanto en el tiempo como en el espacio; por ejemplo, un agricultor puede vender su cosecha el día de hoy en un pueblo, y usar el dinero recibido para comprar el vestuario que necesita al día siguiente en otro pueblo; en este sentido, un objeto que se usa como medio de cambio necesariamente debe ser depósito de valor.

Esa reflexión que parece simple nos sirve para entender una de las principales características que tiene el dinero: la liquidez. Cuando pensamos en objetos que pueden ser depósitos de valor podemos encontrar muchos candidatos además del dinero: las piedras preciosas, las obras de arte y aún los carros de colección pueden serlo; sin embargo, no todos los objetos que son depósito de valor pueden ser usados como medios de cambio, y menos como dinero. La liquidez es lo que distingue al dinero de otros objetos que pueden ser depósitos de valor, pues es una característica del dinero estrechamente relacionada con su aceptabilidad por parte de los miembros de una sociedad. Este concepto implica que el dinero es un objeto que en el intercambio tiene la capacidad de ser convertido de inmediato en otros objetos, y para ello se requiere que haya un acuerdo entre las personas involucradas en ese intercambio.

Además de la liquidez o aceptabilidad, el dinero debe tener otras características para poder cumplir sus funciones de medio de cambio, unidad de cuenta y depósito de valor, estas son: durabilidad, divisibilidad y bajo costo de almacenamiento. La durabilidad significa que físicamente el dinero debe mantener valor, es decir, que el material del que está hecho debe ser durable a lo largo del tiempo; esto explica por qué el hombre rápidamente se dio cuenta de que los metales, y en particular los metales preciosos, eran los objetos más adecuados para usar como dinero. De otro lado, la divisibilidad y el bajo costo de almacenamiento del dinero permiten que se pueda usar como unidad de cuenta y que las personas puedan llevarlo para realizar sus transacciones en cualquier momento y lugar.

El dinero ha tenido un largo proceso de transformación a lo largo de la historia. Hacia 2500 a. C. los egipcios empezaron a usar anillos de metal, y para 700 a. C. los lidios fueron los primeros en acuñar monedas, seguidos por los griegos. Sin embargo, hubo una larga evolución entre el momento en que se empezaron a acuñar las primeras monedas, y el uso de los billetes y monedas que hoy conocemos. Las civilizaciones antiguas, como la griega y la romana, tuvieron que enfrentar la transición de comunidades tribales hacia sociedades basadas, en buena medida, en la propiedad privada, en las que la actividad económica era ejercida de manera individual. Platón y Aristóteles, a través de sus obras literarias, nos han permitido saber que en la sociedad griega existía la propiedad privada de la tierra, la división del trabajo era bastante avanzada, el comercio era una actividad importante y, además, se usaba dinero.

Durante mucho tiempo los países usaron como dinero monedas con distintos contenidos de oro y plata; no obstante, hacia el siglo XIX los gobiernos empezaron a introducir el papel moneda. El papel moneda estaba respaldado por metales preciosos y, en este sentido, era un certificado que le permitía al que lo recibía en el intercambio canjearlo en cualquier momento por su equivalente en metales preciosos. ¿Ante quién podía ir una persona a exigir el cambio del certificado por una determinada cantidad de oro o de plata? En un principio estos certificados eran emitidos por compañías comerciales y bancos privados que asumían el compromiso de cambiar esos papeles por determinada cantidad de metal precioso, pero, después esta facultad la asumió el Estado. Así, para la segunda mitad del siglo XIX el mundo se había desplazado hacia un sistema monetario en el que se usaba el papel moneda respaldado con oro; sistema que se denominó patrón oro, el cual permitía que todas las monedas y billetes que circulaban se convirtieran en oro mediante una equivalencia previamente establecida.

Para comienzos del siglo XX en casi todo el mundo el derecho de imprimir dinero era un monopolio legal del Estado; en la actualidad, ese monopolio es ejercido en la mayoría de países a través del banco central; adicionalmente, en cada país se adoptó una única moneda, denominada moneda local. Sin embargo, en circunstancias de inestabilidad económica que debiliten la credibilidad de la gente en su moneda, es probable que los países opten por usar alguna moneda extranjera simultáneamente con la moneda local; por ejemplo, en Latinoamérica ha habido épocas en las que la gente acepta tanto la moneda local como los dólares estadounidenses en el intercambio.

Después de la Primera Guerra Mundial, el patrón oro se vio amenazado debido a la inestabilidad económica derivada de aquella; así, la mayoría de países suspendieron la convertibilidad de su moneda en oro. A partir de ese momento los esfuerzos por restaurar el patrón oro fueron infructuosos, pues la Gran Depresión de los años treinta y, más tarde, la Segunda Guerra Mundial acabaron con toda posibilidad de retornar a ese esquema. Al terminar la Segunda Guerra Mundial los países más grandes se reunieron para tratar de sentar las bases de una nueva plataforma de crecimiento económico mundial; como parte de este objetivo, esas grandes potencias emprendieron la tarea de reorganizar el sistema monetario internacional. Dicho objetivo lo plasmaron en el denominado Acuerdo de Bretton Woods, suscrito en 1944, mediante el cual se adoptó el patrón cambio-oro basado en el dólar; bajo este esquema se estableció una equivalencia entre las principales monedas y el dólar y, a su vez, el dólar era convertible en oro.

A comienzos de los años setenta el gobierno de los Estados Unidos suspendió la convertibilidad del dólar en oro, como resultado de las amenazas a la estabilidad económica derivadas, principalmente, de una crisis en el abastecimiento de petróleo, terminando así con el Acuerdo de Bretton Woods. A partir de ese momento todos los países adoptaron un sistema monetario en el que el dinero no está respaldado por ningún metal precioso.

El dinero que no está respaldado por metales preciosos se denomina dinero de curso forzoso; bajo este esquema los billetes no representan una obligación para el banco central de pagar oro, sino que equivalen al valor en unidades de la moneda nacional que está impreso en ellos. El valor del dinero de curso forzoso radica en su aceptabilidad por todas las personas como medio de pago; por ello, una de las principales labores del banco central es preservar esa aceptabilidad para que el valor de la moneda se mantenga.


2 comentarios:

MARIA ANDREA INFANTE CARMONA dijo...

En nuestros antepasados el trueque era cambiar lo que ellos tenían x algo que los de otras tribus tenían y no había dinero de x medio hoy en día si está el factor dinero que uno nesecita una propiedad y tiene su costo yo la compro y la obtengo pagando aún existe el trueque con diferencia que uno paga lo que nesecita

Yamile Elizabeth Acosta dijo...

El trueque puede seguir existiendo en las tribu indígenas, ellos si pueden intercambiar sus comidas por pieles y así sucesivamente entre ellos,en nuestra actualidad eso puede que exista o no exista, todo ahora es factor Dinero, si no tienes para pagar y comprar e invertir en alguna propiedad
simplemente no puedes comprar por que no tienes ese factor que se llama dinero para comprar de una vez, en nuestro tiempo si existe es la permuta que es parecido al trueque, en el que yo cambio un lote por un carro ultimo modelo y si hay que encimar algo pues lo hacen, digo yo,pero analizando el tema en pueblos pueda que exista todavía esta clase de trueques, no van hacer de cuantías numerosas pero si de algo que a cada uno les satisfaga