En la primera mitad del siglo XX,
el territorio colombiano vive diferentes procesos económicos, políticos y
sociales que se encuentran determinados por los acontecimientos que se
desarrollan a nivel global, tales como la depresión económica de 1929 y la
Segunda Guerra Mundial.
De acuerdo con este panorama,
este capítulo estudia la agudización de la crisis cafetera con sus
consecuencias económicas, las nuevas reformas políticas que se instauran dentro
del periodo de la República Liberal, los fenómenos sociales que están dados a
partir de la organización de la clase obrera y el fenómeno de la violencia que
se genera con los cambios estructurales que vive el país durante este periodo
de su historia.
Durante los últimos años del siglo
XIX y la primera década del XX, comenzó a desarrollarse en el centro del país
(Santanderes, Cundinamarca y sur del Tolima.) bajo la modalidad de la
“hacienda”. La “hacienda”, descrita por el historiador Salomón Kalmanovitz, era
una gran extensión de tierra (propiedad de un terrateniente) en la cual se
desarrolló un sistema de trabajo en peores condiciones que en la tabacalera. A
los arrendatarios o jornaleros se les prohibía desarrollar cualquier tipo de
actividad (sembrar, tener ganado, gallinas) en sus parcelas, en especial el
cultivo de café; este lugar se debía limitar tan sólo a la vivienda.
La mano de obra se basaba
prácticamente en el trabajo familiar en donde el pago en metálico era escaso.
Así mismo, “estas haciendas constituían verdaderos circuitos cerrados sobre sus
arrendatarios, cuyo objeto era mantenerlos aislados de los mercados, muchas
haciendas cafeteras tenían billetes propios de pequeño valor y monedas de
níquel u hoja de lata con los cuales se hacían todas las transacciones internas
(...) los trabajadores se veían obligados a comprar enseres en la tienda que el
mismo hacendado establecía, constituyéndose esto en un nuevo factor de
explotación”.
Así el terrateniente atesoraba
cada vez más, mientras que para el campesino las condiciones eran más
difíciles, frenando inclusive el mismo desarrollo capitalista interno al no
existir una liberación de la mano de obra paga mediante un salario. Las
condiciones de explotación de los arrendatarios llegó a puntos tan extremos que
estos no tuvieron más opción que las vías de hecho de exigir derechos y evitar
tanto abuso; es así como generaron organizaciones de rechazo al sistema de
obligaciones y multas, exigieron la terminación de las tiendas raya (donde se
les obligaba a comprar), el pago de salarios (no se nos olvide que el sistema
de haciendas era casi semifeudal) e inclusive comenzaron a exigir
indemnizaciones en caso de desalojo.
Para Kalmanovitz los resultados
de la producción cafetera pronto comenzarían a verse: primero Conceptualización
La hacienda cafetera el café fue sacado por el río Magdalena, y luego “permitió
el avance del ferrocarril de Antioquia hacia Puerto Berrío, tramo terminado en
1914 después de muchas dificultades (...) La producción de Caldas fue empalmada
con la de Mariquita, cerca del río Magdalena, mediante un cable aéreo de 72
kilómetros de extensión tendido entre Manizales y este municipio”. Resurgió el
puerto de Barranquilla, que sería el más importante del país, y luego el de
Buenaventura, tan fundamental en la nueva dinámica mundial.
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