Desde el momento de la independencia de Colombia, las relaciones que se han establecido con Estados Unidos han estado enmarcadas en la defensa continental de la democracia y en el impulso al comercio.
Sin embargo, las grandes diferencias en el desarrollo económico entre estos países, determinó las vías opuestas en los intereses de cada uno de ellos.
Esto se ecplica porque mientras Estados Unidos busca la expansión y el control dentro del continente americano, Colombia se ve sometida y a la espera de una protección financiera que le permita solventar sus problemas económicos.
Estas diferencias se evidencian a lo largo del siglo XX con acontecimientos que han perjudicado de manera significativa al territorio colombiano como la separación de Panamá a comienzos del siglo.
Para comprender el inicio de las relaciones entre Estados y Colombia, es necesario retomar las ideas planteas por Simón Bolívar, quien convocó el Congreso de Panamá para impulsar uno de los proyectos más ambiciosos en la historia Latinoamericana, que consistió en proponer la “unión, liga y confederación” con el fin de unificar todos los ideales de las excolonias españolas en busca de una fuerza económica y política de proyección mundial, donde Inglaterra tendría una posición de trascendencia en las decisiones que allí se establecieran. Por su parte, Estados Unidos al sentirse relegado en su participación frente a esta política, no aceptaba la conformación de un poder sureño, además de que los principios de la Doctrina Monroe se veían afectados.
Con la disolución de la Gran Colombia en 1830, los esfuerzos de este proyecto bolivariano fracasan, situación que es aprovechada por Estados Unidos: por un lado, con la apertura del comercio entre las dos naciones, hacia la incorporación al mercado mundial.
Por otro lado, con la utilización de Panamá, porque representaba la conexión entre el este y el Oeste con Norteamérica. Fue así como Panamá a lo largo de todo el siglo XIX, se convierte en el punto de mayor importancia en las relaciones entre Colombia y Estados Unidos.
La importancia estratégica de Panamá
El istmo de Panamá está ubicado en el extremo sureste de América Central y une a Suramérica con América Central. Esta ubicación geográfica se caracteriza por la importancia estratégica que representa al acortar tiempo y distancia en la comunicación marítima entre el mar Caribe y el océano Pacífico, lo que influye decididamente en el desarrollo del comercio y en el impulso de la expansión económica de muchas regiones del mundo.
Colombia mientras tuvo dentro de su extensión territorial a Panamá, nunca manejó una política coherente con relación a su importancia estratégica, situación que se evidenció en varios momentos. Uno de ellos fue en 1855 cuando se terminó la construcción del ferrocarril del istmo que fue entregada en concesión a una empresa norteamericana. Luego se firmó el tratado comercial Bildack-Mallarino, donde en la cláusula 35 aunque se reconocía la soberanía colombiana sobre toda la región, se permitía a los ciudadanos estadounidenses el libre paso por todo el territorio panameño. A pesar del reconocimiento del tratado por los dos países, constantemente se presentaron conflictos entre los ciudadanos como el famoso incidente de “la tajada de sandia”. Sin embargo, el más beneficiado con este tratado fue Estados Unidos que no perdió la gran oportunidad de ganar el control económico de esta zona.
Sumado a estos beneficios se presentan a la vez varios elementos que se conjugan a favor de Estados Unidos para una mayor hegemonía en la zona, entre ellos se destacan:
• La astucia del agente estadounidense William Nelson Cromwell y del ingeniero Philip Buneau-Varilla, jefe de la primera compañía para la construcción del canal.
• La debilidad de Rafael Reyes para concederle a Estados Unidos la construcción del Canal.
• La indiferencia del gobierno colombiano, de sus diplomáticos y de su clase dirigente frente a las intervenciones de Estados Unidos en el territorio panameño.
Colombia abre el camino a la intervención norteamericana con la perdida de Panamá
La separación de Panamá sucedida en 1903, cambia nuevamente el mapa político de Colombia y muestra lo que serán las relaciones entre Estados Unidos y los países de América Latina.
Si bien la separación de Panamá tiene sus principales causas en la no superada mentalidad regionalista colonial, que se tradujo en la inestabilidad política de nuestra nación produciendo que cualquier desacuerdo diera origen a guerras civiles como la Guerra de los Mil Días, igualmente, no se debe desconocer el papel desempeñado por los Estados Unidos en este proceso.
A este respecto, también es importante para la comprensión de las relaciones geopolíticas de la naciente potencia con los países pobres y en especial para el estudio del caso de la separación de Panamá y la guerra civil en Colombia, las palabras de Teodoro Roosevelt: “No puede haber paz sino cuando las naciones civilizadas se hayan expandido en alguna forma sobre las naciones bárbaras”, que, “la raza de lengua inglesa debe dominar en el África del Sur, exactamente como (...) los Estados Unidos (...) deben ser dominantes en el hemisferio occidental”
Para el estudio de este suceso, se hace necesario recordar que para la construcción del canal de Panamá, Colombia adelantaba negociaciones con una empresa francesa con la cual firmaron un contrato para la construcción del mismo.
Este trabajo se realizó durante casi tres años, pero fracasó por diferentes motivos, como la crisis económica de la empresa francesa, las difíciles condiciones climáticas de la zona, la fiebre amarilla y otras enfermedades tropicales, los conflictos políticos y militares de Colombia y las presiones estadounidenses.
Una vez fracasada la construcción del canal por parte de la compañía francesa, se hizo una nueva negociación, esta vez con los Estados Unidos, mediante el tratado Herrán-Hay, el cual entre otros se proponía que la potencia tendría derechos sobre una pequeña franja de terreno en la zona del canal, Colombia recibiría 250.000 dólares (última oferta, pues la primera era de 100.000 dólares) de las ganancias por la explotación del mismo, y Estados Unidos gozaría de derechos sobre el Canal por un lapso de 99 años.
El trato no fue aceptado por muchos políticos colombianos aún luego de firmado, lo que produjo la reacción estadounidenses, desde donde se escucharon frases como, “Si Colombia ahora rechaza el tratado o retardara debidamente su ratificación, las relaciones amigables entre los dos países quedarían tan seriamente comprometidas, que nuestro Congreso, en el próximo invierno, podría tomar pasos que todo amigo de Colombia sentiría con pena”.
La crisis se hizo tan profunda, que Estados Unidos cumplió su amenaza y apoyó a los separatistas panameños, con quienes firmó el tratado Hay-Buneau Varilla aún más vergonzoso, pues se le entregaba a la potencia una franja de ocho kilómetros a lado y lado del canal (y el canal) a perpetuidad, para la construcción, protección y mantenimiento del canal, a cambio de una anualidad de 250.000 dólares; cifra que con los años iba aumentando.
Muchos años después, este tratado fue cuestionado por el gobierno del presidente Omar Torrijos, quien logró concretar con el gobierno de Jimmy Carter la devolución del canal a los panameños en el año 2000.
Como conclusión, Colombia perdió el Canal y dejó escapar a Panamá, mientras los dirigentes colombianos como Núñez, Marroquín, Caro, Martínez, Silva, Reyes, Concha, Herrera y Uribe Uribe no levantaron ni una sola arma para defender la soberanía nacional.
Las relaciones entre Colombia y Estados Unidos después de 1903
Después de la pérdida de Panamá, Colombia presentó notables inconvenientes económicos. Por un lado, no había iniciado su proceso de industrialización y los bancos prestaban apenas el servicio como cajas prestamistas. Por su parte, Estados Unidos se establecía como una potencia económica, con una industria monopólica y un sector financiero progresivo y enérgico.
Con el fin de continuar fortaleciendo el dominio económico y su expansión territorial, Estados Unidos busca establecer de nuevo las relaciones con Colombia, compensando los daños causados por la pérdida de Panamá. De esta manera, en 1914 se firmó el tratado Urrutía-Thompson, con el cual quedaba solucionado este inconveniente. Este proceso se extiende durante siete años más, con discusiones internas tanto en los Congresos de Colombia, como en los de Estados Unidos.
Estados Unidos, por su parte, no estaba de acuerdo en dar excusas públicas por caso de Panamá, mientras que Colombia y otros países latinoamericanos veían como una burla que Estados Unidos terminará todo este asunto con una simple frase solemne de “sincero pesar” y con la entrega de una indemnización de veinticinco millones de dólares a cambio de la declaración de Panamá como país independiente.
A pesar de estas diferencias, el tratado quedó firmado bajo estas directrices, condiciones que fueron poco aceptadas por el pueblo en general. Fue así como sobre la comisión negociadora del tratado recaen las consecuencias, puesto que en el mismo año de la firma del tratado, Rafael Uribe Uribe fue asesinado en las calles de Bogotá, mientras que en Barranquilla el pueblo organizó varias protestas en contra del general Vásquez Cobo.
Marco Fidel Suarez también se contaba entre quienes firmaron el tratado y es a él a quien se le debe el diseño de la nueva política internacional que se establecería durante todo el siglo XX y se denominaría como “Respice Polum”, que quiere decir mirar hacia la potencia del norte.
Aunque es evidente y doloroso el atropello más humillante y grande a la soberanía nacional en la historia de Colombia, muchos sectores de la oligarquía del país deseaban en ese momento restaurar las relaciones amistosas con Estados Unidos. El ejemplo más claro se presenta cuando a solo tres años de la perdida de Panamá, el embajador y jefe del partido liberal Rafael Uribe Uribe y el candidato a la presidencia Guillermo Valencia presentan en la Conferencia de Río de Janeiro en 1906, el mayor acto de sumisión ante Estados Unidos con la declaración en defensa de la conducta norteamericana “La delegación norteamericana ha dado esta vez el inesperado espectáculo de hacerse amar irresistiblemente, aún de sus adversarios naturales”.
Las políticas de modernización impulsadas por Estados Unidos
Con el fin de afianzar cada vez más su política intervencionista en el territorio colombiano, Estados Unidos a lo largo del siglo XX impulsó varias estrategias de modernización que influyen directamente en la estructuración de un nuevo Estado. Entre estas políticas se distinguen:
• Modernización de la infraestructura hacia la década de los años veinte, la cual fue acompañada por la primera etapa del gran endeudamiento externo que inicia el Estado colombiano.
• Afianzamiento durante los años veinte del sector financiero, a través del establecimiento de la Misión Kemmerer.
• Modernización del Estado a partir del incremento de capital, durante la política de la “Revolución en Marcha” de López Pumarejo, la cual se distinguió por seguir el principio Keynesiano en el que se concibe el bien común como base del ordenamiento social.
• La adecuación de diversos planes de desarrollo que caracterizaron la modernización del país durante las décadas del cincuenta y sesenta y,
• Las políticas de “apertura económica” con la nueva Constitución Política de 1991.
La estrategia de modernización en la primera etapa de endeudamiento externo
La política intervencionista más influyente hasta 1930 para Colombia, fue la modernización que logró realizar el Estado colombiano a partir de la alta capacidad de endeudamiento externo, que pudo adquirir por el pago de la indemnización de Panamá y por las facilidades de los préstamos y las prorrogas que Estados Unidos concedía.
Además del aporte en el proceso de modernización, Estados Unidos desde finales del siglo pasado manifestó interés en diversos recursos naturales como el oro, el platino, el petróleo y el banano, fue así como con el patrocinio de los gobernantes colombianos, participó en la instauración de importantes multinacionales como la United Fruit Company que producía y comercializaba frutas tropicales con Estados Unidos y Europa.
De igual forma, ejerció presiones para anular el contrato con el inglés Pearson sobre la explotación de petróleo, logrando durante el gobierno de Marco Fidel Suárez entregárselo a la Texas. Así mismo, logró en 1928 la concesión De Mares, con la intromisión del Departamento de Comercio.
Estos pocos ejemplos demuestran como la historia del petróleo en Colombia marcan otra forma de poder del capital de Estados Unidos en gran parte del territorio nacional, bajo la sumisión de los dirigentes de turno y la decisión agresiva del imperialismo estadunidense para apoderarse de los recursos naturales estratégicos.
Se puede afirmar, entonces, que la dependencia económica que va adquiriendo Colombia se diferencia a la de una imposición política militar, puesto que es la misma clase dirigente del país la que se encarga de impulsar con su propio convencimiento y consentimiento los intereses de dominio y expansión por parte de Estados Unidos. En otras palabras, el Estado se moderniza, aunque continua subdesarrollado, pues tan solo ha avanzado lo suficiente, como para que Estados Unidos lo pueda seguir utilizando y dominando.
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