martes, 16 de abril de 2024

Creación del Banco de la República

 Entre 1922 y 1923 se precipitó una crisis con consecuencias como la falta de dinero circulante debido a las dificultades económicas financieras que vivía Colombia, durante las primeras décadas del siglo XX, dadas especialmente por el desorden monetario existente, donde se emitía dinero sin control, los bancos tenían sus reservas distribuidas por todas partes y no se contaba con un sistema formal de garantías y respaldo para los bancos por parte del gobierno.

Frente a este panorama económico, se hizo evidente la necesidad de brindar solidez y estabilidad a la moneda a través de un banco central consistente y estable. Fue así como en julio de 1923, se expidió la Ley 25, que creaba el Banco de la República, como banco central colombiano.

El Banco de la República comienza como una sociedad anónima con un capital inicial de $10 millones oro, del cual el gobierno aporta el 50% y el resto se debe a la contribución de los bancos comerciales nacionales, extranjeros y algunos particulares. La creación de esta entidad representó el paso a una organización monetaria y bancaria más estable, situación que permitió adoptar una moneda única y un billete convertible.


La Misión Kemmerer 

En marzo de 1923, el presidente Pedro Nel Ospina contrató un grupo de expertos en finanzas estadounidenses dirigidos por Edwin Walter Kemmerer, para conformar una misión financiera, que más tarde recibiría el nombre de Misión Kemmerer. La primera actividad de dicha misión fue la de realizar un estudio de la realidad económica del país a través del contacto con las cámaras de comercio, las sociedades de agricultores y los agentes financieros regionales.

El trabajo de la Misión Kemmerer se sintetizó en los siguientes proyectos, transformados en leyes por el Congreso de la República:


La organización de Estado a nivel económico 

El Estado comenzó a asumir nuevas funciones en el proceso de modernización del país, con una renovación institucional en el campo económico, a través de la creación y reorganización de diferentes entidades, encargadas de impulsar el desarrollo en los diversos sectores económicos. Entre las entidades u organizaciones se destacan:

El Banco Agrícola Hipotecario, creado en 1924 con el fin de estimular la agricultura y servir como instrumento a través del cual se pueden obtener los créditos necesarios para el desarrollo de este sector.

Departamento Nacional de Provisiones, a través de esta entidad se inician los trámites para el establecimiento de los Almacenes Generales de Café, los cuales estaban encargados de regular las compras, las ventas y en general la comercialización externa de la producción de café.

• Oficina General del Trabajo, creada en 1924 con el fin de ampliar la intervención del Estado en ámbito social y laboral. Esta entidad se encargó de regular las relaciones entre el capital y el trabajo y los conflictos sociales originados por la expansión económica. Para ello se expidieron varios decretos y leyes con el fin de ordenar los procesos de ocupación de tierras y de la colonización de baldíos. 

La industria, la urbanización y el mercado de trabajo

La industria, la urbanización y el mercado de trabajo se fortalecen a través del incremento de las obras públicas y el desarrollo económico. Estos aspectos, a su vez, determinan los cambios significativos que se presentan en la estructura social de la población colombiana durante las primeras décadas del siglo XX.

La industria: a pesar de los avances que había presentado durante los años veinte, en 1925 sólo representaba el 10% de producto nacional. Este atraso se debió esencialmente por la escasez en recursos en moneda extrajera, situación que le impidió la adquisición de maquinarias y equipos, además de una incipiente división del trabajo y una pobre comercialización a nivel interno. Al lograr superar transitoriamente estos obstáculos, se realizaron importantes inversiones en el sector manufacturero que elevaron en más de un 50% la capacidad productiva de la industria, con la creación entre 1920 y 1929 de 811 fabricas, que aunque la mayoría se caracterizaban por ser industrias livianas de alimentos, bebidas, textiles y tabaco, representaron una cuota trascendental en el desarrollo económico del país.

La población urbana: entre 1925 y 1930 creció en un 24% en las cuatro principales ciudades del país, debido principalmente a la transformación del mercado de trabajo que se presentó por los empleos generados tanto por las obras públicas, como por las industrias, situación que trajo consigo una diferencia considerable en los salarios que se devengaban entre las obras públicas y la agricultura.  

Mercado de trabajo: entre 1925 y 1928 las fuentes de empleo aumentaron considerablemente. Se estima que cerca de 140.000 personas adquirieron nuevos empleos de los cuales el sector agropecuario atrajo al 42.4%, sobretodo en la producción cafetera, la manufactura el 10.8%, la construcción el 12.2%, la minería el 7.8% y otras actividades como el comercio, las comunicaciones, las finanzas y el transporte el 26. 4%.

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