Se puede afirmar que la Guerra Fría, más que una confrontación militar, es un periodo histórico que abarca
casi cinco décadas que van desde el final de la Segunda Guerra Mundial, hasta la disolución de la Unión
Soviética a finales de la década de los años ochenta
del siglo XX. Durante este tiempo, el mundo sufrió la
amenaza constante de una confrontación nuclear debido a la disputa entre dos nuevos bloques de poder:
el bloque capitalista y el bloque socialista.
Sin lugar a dudas, se puede afirmar que los grandes
triunfadores de la Segunda Guerra Mundial fueron Estados Unidos y Rusia, quienes luego de ser aliados
durante la Guerra, se convertirán en los más acérrimos enemigos, toda vez que cada uno de ellos pretenderá exportar por el mundo su modelo económico
y político como otra forma de dominación, pues el
salir fortalecidos de la guerra les permitió convertirse
en las más grandes potencias mundiales.
Estas potencias dividirán al mundo en dos bloques de poder: el capitalista y el comunista, el
primero será apoyado por naciones desarrolladas
como Inglaterra, Francia y los demás países de Europa Occidental, y el segundo por las naciones de
Europa del Este como Rumania, Polonia y Checoslovaquia, entre otros, a quienes se les conocerá
luego como los países de la cortina de Hierro.
Esta nueva confrontación se llevará a cabo especialmente en el campo político, siempre con la amenaza de extenderse al campo militar, lo que llevará a
una competencia armamentista sin precedentes, que
convertirán al mundo en zonas estratégicas y en un
depósito de armas nucleares listas a ser activadas.
Contradictoriamente, la carrera armamentista
tendrá como excusa garantizar la paz, pues según
las potencias, el superar en número de armas o en
tecnología militar a su contradictor era la forma de
evitar ser atacado.
Aunque las dos superpotencias nunca se enfrentaron directamente, sí lo hicieron por medio
del apoyo a sus aliados, lo que generó guerras regionales en países del Tercer Mundo, en donde
las potencias medían sus fuerzas y garantizaban
su expansión.
Lamentable ejemplo de ello fueron, entre otras,
la guerra de Vietnam y la Guerra de Corea, de las
que se hará referencia más adelante.
Cada uno de estos bloques de poder se autodenominaba como el mejor modelo político, social y
económico del mundo.
De esta forma, mientras Estados Unidos se autodenominaba el líder de la democracia liberal y el
mundo libre en el cual se hacía realidad “la igualdad política” mediante procesos electorales, en
donde los ciudadanos tienen el derechos de elegir
y ser elegidos, la Unión Soviética afirmaba ser el
único camino para alcanzar la igualdad económica
mediante la socialización de los medios de producción, quienes estarían administrados por el Estado
Comunista, de esta forma logrando la igualdad social también alcanzaba la verdadera democracia.
La ideología
Aunque el problema principal de la Guerra Fría era
la lucha por la distribución y control del mundo entre las superpotencias, algunos afirman que la situación era un conflicto ideológico entre dos formas de
ver y vivir el mundo: el capitalismo y el socialismo.
El capitalismo: es el sistema económico, político y social que se basa en la explotación de la
mano de obra, en la cual el trabajador recibe un
salario mensual a cambio de su labor. Según esto,
la sociedad se divide en dos clases: los dueños
de los medios de producción y los trabajadores.
Este sistema es hijo de la Revolución Industrial y
la Revolución Francesa. La primera corresponde a
la aparición de la máquina y la alta productividad
quienes vuelven obsoleto el viejo sistema de producción, heredado del antiguo régimen; en la segunda, es la burguesía y su poder económico e intelectual quienes generan el cambio acabando con
los antiguos privilegios de la nobleza, las trabas
a la producción y al comercio y estableciendo la
igualdad jurídica entre los hombres. Gracias a estas revoluciones no sólo se desarrolla el capitalismo entendido, entre otras cosas, como librecambio y libertad de mano de obra, sino que además surge el Estado moderno dividido en tres poderes
(ejecutivo, legislativo y judicial) que en teoría garantizan la democracia.
La Revolución Francesa tuvo como motor ideológico el movimiento de la ilustración, de la cual
uno de sus principales exponentes fue J. J. Rousseau, quien establecía que para alcanzar la democracia era necesario la existencia de una nación
ilustrada, en la cual todos los ciudadanos estuvieran en capacidad de gobernar; de esta manera, la
soberanía ya no recaería sobre el rey o una persona sino sobre el pueblo. En lo que respecta a la
parte económica, este autor planteaba una especie
de equidad social en la cual “nadie sea tan pobre
que tenga que venderse, ni nadie sea tan rico que
pueda comparar a otra persona”.
El socialismo: plantea la igualdad social y la
eliminación de la explotación de los trabajadores,
siendo su máximo exponente Carlos Marx, quien
planteaba que los seres humanos somos el resultado de relaciones sociales históricas en donde
la constante ha sido “la lucha de clases: esclavos
contra amos, siervos contra señores y burgueses
contra proletarios”.
En este ambiente, el capitalismo acusa al comunismo de impedir la libertad de los ciudadanos
y no permitir su progreso al limitar la riqueza y
la libre empresa; entre tanto, el comunismo acusa al capitalismo de falsa libertad, pues aduce que
en ese sistema sólo son verdaderamente libres los
burgueses quienes gobiernan y hacen el Estado a
su imagen y semejanza.
La Reconstrucción del mundo y las organizaciones para la paz
Tras la Segunda Guerra Mundial, las potencias iniciaron una serie de acercamientos que se concretaron en unas instituciones de carácter internacional con la
idea de ayudar a la reconstrucción de los países más afectados y, sobre todo, de
sentar las bases para evitar una futura guerra de carácter mundial como la ONU,
el Banco Mundial y el FMI.
La Organización de las Naciones Unidas, ONU
“Las Naciones Unidas son una organización de Estados soberanos. Los Estados se
afilian voluntariamente a las Naciones Unidas para colaborar en pro de la paz mundial, promover la amistad entre todas las naciones y apoyar el progreso económico y
social.” Su conformación fue un proceso que se inicia el 1° de enero de 1942 durante la Segunda Guerra Mundial, cuando 26 países se reúnen para enfrentar y derrotar
a la llamada Triple Alianza o Eje Alemania, Japón e Italia; luego vendrá la reunión
de 1943 en la cual los llamados países Aliados realizan la conferencia de Teherán,
en la cual se formaliza la idea de una nueva organización de naciones. En 1944 las
nuevas potencias mundiales Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Unión Soviética y
China se reúnen durante más de dos meses para establecer los procedimientos, los
objetivos y los parámetros que tendrá la Organización de las Naciones Unidas.
Finalmente, en abril de 1945 se firma la “Carta de las Naciones Unidas”, en la cual
51 Estados se comprometen a configurar una nueva organización de estados que impidan una conflagración mundial y establezcan políticas internacionales tendientes a
mantener la paz y la solidaridad mundial, corrigiendo los errores y deficiencias de la
antigua Sociedad de Naciones que había sido fundada hacia 1919 y entró en crisis al
no lograr impedir la Segunda Guerra Mundial.
El Banco Mundial
Una vez garantizada la seguridad mundial con la creación de la ONU, el mundo de la
época enfrenta otro reto: la reconstrucción de Europa. Para ello se organizó el Banco
Internacional de Reconstrucción que muy pronto se convertirá en el Banco Mundial.
Posteriormente, los objetivos del Banco Mundial cambian, para ajustarse a las nuevas
dinámicas y necesidades internacionales dirigiendo de esta forma sus esfuerzos a:
• “La reducción de la pobreza y el crecimiento sostenible en los países más
pobres, especialmente en África;
• Las soluciones a los desafíos especiales que enfrentan los países que salen de
un conflicto y los Estados frágiles;
• Soluciones en términos de desarrollo mediante servicios adaptados a las
necesidades específicas de los clientes y financiamiento para los países de
ingreso mediano;
• Cuestiones mundiales y regionales que trascienden las fronteras nacionales: el
cambio climático, las enfermedades infecciosas y el comercio;
• Mayores niveles de crecimiento y mejores oportunidades en el mundo árabe;
• El acopio de los mejores conocimientos mundiales para respaldar el desarrollo.”
El Fondo Monetario Internacional
Para la posguerra surge otra organización económica mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI),
cuyo objetivo es evitar las grandes crisis económicas
que conllevan a la quiebra de las grandes empresas
y la iliquidez de las naciones. La idea de organizar
una institución como el FMI surge a raíz de la “gran
depresión” como se conoció la crisis económica de
1929, que prácticamente llevó a la quiebra a la economía mundial, y a los nefastos resultados económicos que ocasionó la Segunda Guerra Mundial.
La Misión del FMI se resume en el artículo 1º de
su convenio constitutivo:
“Fomentar la cooperación monetaria internacional; facilitar la expansión y el crecimiento equilibrado del comercio internacional; fomentar la
estabilidad cambiaria; coadyuvar a establecer un
sistema multilateral de pagos, y poner a disposición de los países miembros con dificultades de
balanza de pagos (con las garantías adecuadas)
los recursos generales de la institución. En general,
y de conformidad con sus otros objetivos, el FMI
se encarga de velar por la estabilidad del sistema
financiero internacional”
En las últimas décadas, tanto el FMI como el Banco Mundial, han recibido fuertes críticas, debido a
que sus políticas no solo no han ayudado a aliviar
la pobreza mundial sino que en no pocas ocasiones
han aumentado la miseria de los habitantes menos
favorecidos de las naciones tercermundistas, han sido
acusados de dar apoyo a dictaduras militares y financiar proyectos que atentan contra el medio ambiente.
De igual forma, estas organizaciones bancarias
han sido acusadas de enriquecerse a ritmos acelerados mientras que las naciones deudoras se sumen en
la crisis económica debido a que un buen porcentaje de su presupuesto deben destinarlo al pago de los
intereses de la deuda externa. La manipulación por
medio de condiciones económicas y políticas a los
estados pobres para conceder préstamos es otra de las
acusaciones que se hacen contra el BM y el FMI.
Una nueva división del mundo
Además de la división Este-Oeste, es decir capitalismo-socialismo, surge un nuevo fraccionamiento
centrado en su condición económica. Se divide,
entonces al mundo en dos fracciones o relaciones,
Norte y Sur; pero esta diferenciación no está dada
precisamente por la ubicación geográfica en el globo, sino por sus características económicas: desarrollado – subdesarrollado, que dio lugar a los conceptos de primer y tercer mundo para designar a los
países industrializados y los países dependientes.
Primer Mundo
Con este nombre se designarán a las naciones industrializadas, ricas que poseen un PIB (Producto Interno
Bruto) alto, y que dan a sus habitantes un alto nivel de
vida, el cual se mide, teniendo en cuenta la esperanza
de vida, la alfabetización, el PIB per-cápita, la mortalidad infantil, el número de médicos por habitante,
consumo calorías (nutrientes que tienen los alimentos)
día, entre otros indicadores económicos. De esta manera, los países desarrollados o ricos tienen un PIB percápita alto (superior a 20.000 dólares), una mortalidad
infantil baja (menos de 6 muertes por cada 1.000 nacidos), un nivel de alfabetismo alto (superior al 96% del
total de habitantes), una esperanza de vida por encima
de 76 años, un consumo de más de 2.600 calorías día
(alimentación balanceada o rica en proteínas).
Tercer Mundo
Se refiere a las naciones dependientes, pobres que sobreviven de la venta de
materia prima o la agricultura a baja escala (no industrializada), que se caracterizan por tener un PIB per-cápita bajo (inferior a 6.000 dólares), alta mortalidad infantil, una tasa de analfabetismo alta, una esperanza de vida por debajo
de los 70 años, un bajo nivel de consumo de calorías-día, pocos médicos, en
general sus habitantes tienen un bajo nivel de vida.
Los economistas se encontraron con una dificultad para categorizar a los
países socialistas, toda vez que aunque la mayoría de ellos no eran desarrollados, sus habitantes tenían buenos niveles de vida de acuerdo con los indicadores económicos. Por ejemplo, en la actualidad pese a que el PIB per-cápita de
Cuba no supera los 3.000 dólares, su alfabetización es del 99%, la mortalidad
infantil es de 5 por cada 1.000 nacimientos, el número de habitantes por médico es el más alto de América, sobre pasando incluso a los Estados Unidos y
no hay muertos por inanición (hambre). Por lo anterior, se acuñó una nueva
clasificación a la que se denominó países de segundo mundo, para referirse a
los países socialistas.
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