Durante los últimos años del siglo XIX y la primera década del XX, comenzó a desarrollarse en el centro del país (Santanderes, Cundinamarca y sur del Tolima.) bajo la modalidad de la “hacienda”. La “hacienda”, descrita por el historiador Salomón Kalmanovitz, era una gran extensión de tierra (propiedad de un terrateniente) en la cual se desarrolló un sistema de trabajo en peores condiciones que en la tabacalera. A los arrendatarios o jornaleros se les prohibía desarrollar cualquier tipo de actividad (sembrar, tener ganado, gallinas) en sus parcelas, en especial el cultivo de café; este lugar se debía limitar tan sólo a la vivienda.
La mano de obra se basaba prácticamente en el trabajo familiar en donde el pago en metálico era escaso. Así mismo, “estas haciendas constituían verdaderos circuitos cerrados sobre sus arrendatarios, cuyo objeto era mantenerlos aislados de los mercados, muchas haciendas cafeteras tenían billetes propios de pequeño valor y monedas de níquel u hoja de lata con los cuales se hacían todas las transacciones internas (...) los trabajadores se veían obligados a comprar enseres en la tienda que el mismo hacendado establecía, constituyéndose esto en un nuevo factor de explotación”.
Así el terrateniente atesoraba cada vez más, mientras que para el campesino las condiciones eran más difíciles, frenando inclusive el mismo desarrollo capitalista interno al no existir una liberación de la mano de obra paga mediante un salario. Las condiciones de explotación de los arrendatarios llegó a puntos tan extremos que estos no tuvieron más opción que las vías de hecho de exigir derechos y evitar tanto abuso; es así como generaron organizaciones de rechazo al sistema de obligaciones y multas, exigieron la terminación de las tiendas raya (donde se les obligaba a comprar), el pago de salarios (no se nos olvide que el sistema de haciendas era casi semifeudal) e inclusive comenzaron a exigir indemnizaciones en caso de desalojo.
Para Kalmanovitz los resultados de la producción cafetera pronto comenzarían a verse: primero el café fue sacado por el río Magdalena, y luego “permitió el avance del ferrocarril de Antioquia hacia Puerto Berrío, tramo terminado en 1914 después de muchas dificultades (...) La producción de Caldas fue empalmada con la de Mariquita, cerca del río Magdalena, mediante un cable aéreo de 72 kilómetros de extensión tendido entre Manizales y este municipio”. Resurgió el puerto de Barranquilla, que sería el más importante del país, y luego el de Buenaventura, tan fundamental en la nueva dinámica mundial.
Pronto, las mulas y los caminos reales darían paso a las carreteras y los camiones, revolucionando el transporte y el comercio. Luego surgirían industrias en Medellín e inclusive en Amagá; de igual forma, se desarrollarían trilladoras en Pereira, Armenia, Medellín y Manizales, que significarían las fuentes más importantes de empleo industrial en el país.
Gracias a la producción cafetera, a los empréstitos y a las nuevas dinámicas del capitalismo fueron consolidándose grandes empresas en las principales ciudades (Bogotá, Medellín y Cali) y empresas medianas en las pequeñas (Pereira, Armenia y Manizales); el desarrollo empresarial y capitalista en Colombia se dio de la mano y gracias al crecimiento mismo de la producción y comercialización del café y por ende por el ingreso de divisas que el café le generó al país.
Dos eventos importantes a nivel mundial incidieron en el desarrollo económico de Colombia: la crisis de 1929 y la Segunda Guerra Mundial. El primero afectó significativamente a la incipiente industria que se abría paso en la economía por cuanto redujo significativamente las exportaciones del café.
Con la caída de los precios de las materias primas, el precio del café también cayó, pero no en la misma proporción que en productos como el banano, petróleo o el oro, lo cual le permitió proporcionar un alivio a la economía del país.
Para financiar la inversión en obras públicas, el Estado colombiano había recurrido al mercado de capitales extranjeros.
Esto sumado a la caída de la bolsa de valores complicaba la situación, pues cada día se hacía más impagable la deuda externa.
Ante esto, el Gobierno nacional decidió en 1932 dar la orden de pagar solo los intereses de la deuda. El no pago de la deuda posibilitó una recuperación de las importaciones.
ACTIVIDAD 1
1. ¿Cómo logró el café ocupar un lugar tan importante en la economía nacional?
2. ¿Cuál era el problema que se presentaba en las haciendas cafeteras?
3. ¿Cuáles fueron los avances y desarrollos que trajo la producción cafetera para Colombia?
4. Averigua cuál es el proceso de producción del café. Represéntalo en un dibujo.
La producción del café en Colombia, para 1933, se incremento a un 62%, pero esta producción no alcanzaba el precio deseado debido a la bonanza brasilera que proveía la demanda europea, así que, para regular los precios, Brasil optó por quemar los excesos o botarlos al mar. Para 1936 se acordó entre los gobiernos colombiano y brasilero que cada uno de los Estados intervendría en los precios mínimos del café.
En 1939, Brasil y Colombia firmaron un pacto en el cual se establecía la producción de cada uno de los países en el mercado exterior para no afectar el uno al otro, esto alivió la tensión pero no por mucho tiempo, pues la crisis más aguda se presentó en 1940 cuando los países europeos inmersos en los conflictos internos del continente, redujeron drásticamente la demanda de café. En esta época el café tuvo lo peores precios de la historia.
Los instrumentos de regulación cafetera
Ante el problema de la competencia de cómo poner de acuerdo a más de 20 naciones en la producción, comercialización y precios de un producto se hicieron varios convenios internacionales, hasta que en 1958 se forma la Organización Internacional del café, OIC, que sería el espacio para la negociación entre los países productores y compradores de café.
Los acuerdos básicamente giraron en torno a cuotas de producción y comercialización que permitían mantener un precio estable en los granos para evitar la superproducción y por ende los bajos precios. De igual forma, se establecieron grupos de acuerdo con la suavidad y calidad de los granos, lo que también facilitaba su organización
A nivel nacional, los caficultores también se organizaron para hacerle frente a las crisis y aprovechar mejor las “bonanzas”. Primero organizaron la Sociedad de Agricultores de Colombia, SAC, y luego la Federación Nacional de Cafeteros; sus políticas fueron variadas y oscilaron desde la construcción y organización de almacenes para el almacenamiento y comercialización del café, como la exigencia al Estado de la fundación de Bancos como la Caja Agraria.
Pero la Federación fue mucho más allá. No sólo organizó la producción y comercialización del grano, también organizó un fondo, con el cual se crearon empresas importantes como la Flota Mercante Gran Colombiana, el Banco Cafetero y muchas más con cuyos ingresos se hacían menos duras las épocas de crisis.
El alcance de la Federación de Cafeteros de Colombia en la economía nacional fue decisivo en el desarrollo industrial y la misma política económica. La Federación defendió los intereses de los exportadores mediante el control del precio de la divisa (el dólar) y su constante devaluación que les significaba a los exportadores mayores ganancias, así se tradujera en el país en una mayor inflación para toda la población. Esto y los gravámenes a las importaciones posibilitaron en un primer momento el desarrollo industrial del país, con una política económica conocida como el proteccionismo y la sustitución de importaciones.
El objetivo de la sustitución de las importaciones era posibilitar el desarrollo de la industria nacional aprovechando en especial los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, que nos permitían fabricar mercancías que las potencias europeas no estaban en capacidad de suministrar, debido a la destrucción de sus industrias y sus posteriores crisis.
Si bien hubo un desarrollo industrial, este se estancó y se limitó a satisfacer sólo el mercado interno, por lo que prontamente nuestras industrias se hicieran obsoletas, pues sus dueños no reinvertían en modernización, sino que literalmente “se echaban la plata al bolsillo”, enviándola por lo general al exterior (bancos extranjeros).
Dentro de esta política, el Estado se esmeró en el control del comercio exterior, la regulación de la política monetaria, y la atención de bienes y servicios para sus trabajadores, para evitar la crisis y el desempleo.
ACTIVIDAD 2
En medio pliego de cartulina, representa con una historieta el tema "Agudización de la crisis cafetera en Colombia"
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