América Latina no escapó a las tensiones generadas por la Guerra Fría, máxime si tenemos en cuenta que las condiciones de pobreza en que han vivido
muchas de sus naciones las hacen caldo de cultivo propicio para las ideas revolucionarias. Ante esta situación, Estados Unidos diseñó estrategias políticas,
económicas y militares para evitar la expansión del comunismo en su zona de
influencia más cercana.
Estas estrategias se transformaron en préstamos, asesoría militar, intervención militar directa, apoyo a dictaduras militares y civiles, y en general toda
clase de intervencionismo en los asuntos internos de las naciones.
Sin embargo, todas estas medidas no fueron suficientes, pues la llegada
de comunismo se presentó en una de las naciones más pequeñas y las que
más sufría los rigores de la dependencia y la ocupación militar: Cuba. Esta
pequeña nación caribeña se convertiría en la piedra en el zapato para Estados
Unidos, al ser la primera y la única nación latinoamericana en realizar una
revolución socialista que se haya logrado mantener en el tiempo, situación
que lógicamente fue aprovechada por la Unión Soviética para extender su
influencia hasta América Latina, convirtiéndose de esta manera, el continente
en otra zona en la cual la Guerra Fría causará grandes estragos.
La Revolución Cubana
Cuba era uno de los países de América que más sentía la influencia de los
Estados Unidos, desde el mismo momento de su independencia a finales
del siglo XIX, cuando se vio ocupada por los marines norteamericanos
que “garantizaban” la emancipación de la metrópoli española. En 1898,
la pequeña isla presenciaba el retiro y derrota de los ejércitos españoles
y el ingreso de los ejércitos estadounidenses, que la convertirían en un
protectorado, mientras los cubanos “maduraban” para asumir el poder en
su nación.
De esta manera, Estados Unidos garantizaba hacerse a uno de los lugares
estratégicos de gran importancia en América, al tiempo que aseguraba el suministro de un producto importante para su economía: el azúcar. Desde este
momento serían los estadounidenses quienes decidirían el futuro económico
y político de la isla, quitando y poniendo gobernantes que fueran cercanos a
los intereses de la potencia.
Para los años cincuenta el gobernante de Cuba era Fulgencio Batista, un
antiguo suboficial del ejército que había llegado al poder por medio de un
golpe de Estado, y gracias a los altos niveles de corrupción existentes en la isla
se había enriquecido convirtiéndose (con su familia) en uno de los dueños de
los medios de producción más importantes de Cuba, superado sólo por los
inversionistas norteamericanos.
Hacia 1953 surgió Fidel Castro un líder del movimiento
estudiantil de la época, quien inició una lucha en contra de
las injusticias sociales y de la dictadura de Batista. Al ver
que las vías legales no eran suficientes para derrocar al presidente, organiza un grupo de poco más de medio centenar
de jóvenes que planearán tomarse el poder por medio de
las armas. De esta manera, con muy poco entrenamiento y
con unas cuantas carabinas obsoletas, plantean un primer
operativo para dar nacimiento a su movimiento. El objetivo
sería el ataque a uno de los cuarteles más importantes del
régimen, el batallón Moncada.
El resultado del operativo fue un desastre, pues su enemigo no sólo era un ejército profesional, sino que además,
estaba muy bien armado, por lo cual sólo sobrevivirían
unos 15 hombres que fueron rápidamente capturados. Entre
los sobrevivientes estaba Fidel Castro y su hermano Raúl,
quienes después de muchos esfuerzos de los partidos de
oposición y de algunas organizaciones internacionales, fueron excarcelados con la condición de salir del país, por lo
cual se asilaron en México.
Una vez instalados en la nación azteca, comienzan a
reorganizar el movimiento con los sobrevivientes del Moncada e iniciaron un proceso de reclutamiento de personas
que simpatizaban con el movimiento, al cual denominarán
como “26 de julio”, en conmemoración a la fecha en que
realizaron la fallida toma al Batallón Moncada.
Pronto alcanzarían los 82 combatientes que recibirían un somero entrenamiento militar en algunas zonas rurales
de México, de donde tuvieron que salir
por sus actividades subversivas. Entre los
militantes se encontraban simpatizantes
de otros países incluyendo un argentino,
que tomaría tal relevancia en el movimiento que no sólo se convertiría en uno
de los comandantes más destacados sino
en uno de los revolucionarios más importantes de América Latina, su nombre
Ernesto Guevara de La Serna, mejor conocido como el Che.
La salida de México la hicieron después
de planear un impactante ingreso a Cuba,
que realizarán a bordo de un barco. El plan
era ingresar a Cuba sin ser detectados, para
luego organizar levantamientos populares
por toda la nación que los condujeran a la
toma del poder. Las cosas no saldrían de
acuerdo a lo planeado, debido a que con
el poco dinero que habían conseguido no
pudieron comprar un barco, sino una pequeña embarcación donde los 82 hombres
tuvieron que acomodarse.
La poca potencia de los motores y su mal estado, hicieron que el viaje se
demorará más del doble del tiempo planeado y no lograrán desembarcar en
el sitio acordado. Por consiguiente, su plan fue descubierto y al llegar a cuba,
los esperaban más de 35.000 hombres, media docena de buques y un número
igual de aviones. El resultado sería similar al del ataque al Moncada, el grupo
sería diezmado sobreviviendo menos de una veintena de hombres, entre ellos,
el Che, Fidel, Raúl y Camilo “Cien Fuegos”.
Los sobrevivientes tuvieron que huir hacia la Sierra Maestra, en donde se
reorganizaron hasta convertirse en un ejército, el cual en menos de dos años
alcanzó tal nivel de combatividad, que derrotó al ejército regular y depuso al
presidente Batista, quien huyó en la madrugada del 1º de enero de 1959, día
en que triunfa la revolución.
La actitud de Estados Unidos frente al movimiento 26 de julio y la Revolución Cubana fue de expectativa, toda vez que el movimiento y sus líderes
se habían autodenominado como una organización nacionalista. El problema
se inició hacia 1961 cuando Castro nacionali la mayoría de las empresas, en
especial las estadounidenses y declara que su revolución instaurará el socialismo en Cuba.
Respuesta de Estados Unidos
Como respuesta, los Estados Unidos rompieron relaciones diplomáticas con Cuba, la hizo expulsar
de la O.E.A (Organización de los Estados Americanos) e incitó a las demás naciones americanas
a seguir su ejemplo (romper toda relación con el
régimen de Castro).
Para 1962 organizó y financió (junto con los cubanos que se asilaron y se fueron a vivir a Miami)
una invasión a la Isla para derrocar a Castro. La
incursión fue descubierta y todos los mercenarios
fueron dados de baja o capturados.
La crisis de los misiles
Ante el temor de una intervención o invasión directa de los Estados Unidos,
Cuba pidió ayuda a la Unión Soviética, quien le suministró gran cantidad de
armamento de alta tecnología, que incluía algunos misiles balísticos; cuando el
gobierno de Castro estaba construyendo las bases de emplazamiento para los
cohetes, estas fueron detectadas por los aviones espías norteamericanos, iniciándose el incidente conocido como la Crisis de los Misiles.
Una vez que los aviones norteamericanos detectan la construcción de las
plataformas para los misiles, el presidente Kennedy ordena un bloqueo militar a
la isla para impedir la llegada del arsenal nuclear, bajo la amenaza de atacar a
cualquier embarcación que intente cruzar el bloqueo. Por su parte la Unión Soviética, envía una flota de naves que conducían parte de los misiles con destino
a Cuba y manifestaron que cualquier ataque a su flotilla, sería interpretado como
un ataque a la Unión Soviética. De esta manera, comienza un gran incidente
entre las potencias que lanzaban mutuamente advertencias, por su lado, Estados
Unidos afirmaba que si las naves soviéticas intentaban cruzar el bloqueo se convertirían en objetivo militar, y como se ha enunciado, la Unión Soviética manifestaba que cualquier ataque a sus naves se convertiría en un ataque a su nación.
Así, comienza un proceso de negociación entre la Unión Soviética y los Estados
Unidos para evitar la confrontación directa, pues esto podría desencadenar en el
temido enfrentamiento bélico entre las potencias.
El tiempo pasaba y cada vez los barcos soviéticos se acercaban más al bloqueo militar norteamericano. Se dice que fueron largas horas de amenazas, negociaciones y angustia ante la inminencia de una posible tercera guerra mundial.
A tan sólo unas pocas millas del temido encuentro, los presidentes de las superpotencias negocian, los soviéticos se comprometen a no dar armas de ataque a
Cuba que puedan poner en peligro la seguridad de Estados Unidos, y estos a su
vez se comprometen a no invadir directamente a cuba ni financiar invasiones.
De igual forma, la Unión Soviética se compromete a retirar algunos misiles de
Europa del Este y al parecer se decide también, la construcción del muro de
Berlín, para impedir las constantes intervenciones encubiertas de la OTAN en la
Alemania comunista.
Si bien a la Cuba socialista le asegura su “sobrevivencia”, o por lo menos la no
intervención militar directa de los países capitalistas, se afirma que las negociaciones se hicieron entre las potencias sin tener en cuenta a Castro, por lo cual los
Estados Unidos, cambiaron el bloqueo militar por un bloqueo económico que tenía
como objetivo “asfixiar” al gobierno rebelde de la Habana porque al principio no
la dejaba comerciar con ningún país capitalista.
Las políticas norteamericanas contra el comunismo en América Latina
Desde el mismo momento en que se inició la Guerra Fría, los Estados Unidos
comenzaron a realizar una propaganda y una política anticomunista por todo
América. Después de la Revolución Cubana, estas acciones se volvieron más
agresivas, contando con varias estrategias de intervención que evitaran nuevas
revoluciones comunistas en América Latina, entre las que se encontraban tácticas políticas, asesorías militares, ayudas económicas y cuando lo consideraban
necesario intervenciones militares directas.
Alianza para el progreso
Entre las estrategias anticomunistas estuvieron los préstamos de dinero a los países tercermundistas que se hacían con el fin de disminuir los impactos de la
pobreza, por medio de la construcción de infraestructura, bien sea vías de comunicación, de viviendas o de empresas estatales productivas.
A nuestro país llegaron los préstamos norteamericanos, con los cuales se construyeron algunas vías principales de Bogotá y en la misma ciudad se construyó uno
de los barrios más grandes: Ciudad Kennedy. De igual forma, con estos dineros se
construyeron colegios y escuelas en las principales ciudades, que recibían a los
desplazados de una de las tantas épocas de violencia que nos han afectado.
Un buen porcentaje de estos préstamos enriqueció a muchos gobernantes
corruptos que como es costumbre, se apoderaron de estos dineros, haciendo
privados la bienes públicos; de igual forma, estas “ayudas” saldrán costosas,
pues muchos de estos dineros condujeron a que la deuda externa de los países
aumentara, hasta volverse impagable, tanto por las grandes cantidades de dólares que fueron prestados, como por los altos intereses. El otro problema, estaba
relacionado con la pérdida de autonomía de los gobiernos tercermundistas, debido a que la potencia condicionaba los préstamos a las naciones y les decía en
cómo y en qué los debían invertir.
La Doctrina de Seguridad Nacional
La otra estrategia anticomunista está relacionada con las medidas políticas y militares que las naciones debían implementar por orden de los Estados Unidos, que
se conocieron como la Doctrina de Seguridad Nacional, y estaban destinadas a
buscar el posible “enemigo” interno que tenía cada nación, en otras palabras,
organizar medidas represivas contra los partidos y organización de oposición
que fueran de izquierda.
Estas medidas incluían altas inversiones en la compra de armas y en estrategias de inteligencia para detectar posibles grupos comunistas. Por medio de la
doctrina de seguridad nacional, los Estados Unidos organizaron golpes de estado
cuando en alguna nación ascendía al poder presidentes que no eran del agrado
de los norteamericanos, porque eran de izquierda o porque no comulgaban con
las políticas económicas del imperio. Bajo esta estrategia, se fundó la escuela de las Américas, que era un campo de entrenamiento militar, al cual asistían personas escogidas dentro de las tropas de las naciones, para recibir instrucción sobre
estrategias anticomunistas, que incluían entrenamiento en guerra de guerrillas,
en inteligencia militar, e incluso en tácticas de tortura y desaparición forzada.
Chile, una revolución democrática
Por lo general, los gobiernos socialistas en América Latina han subido al poder
por medio de revoluciones violentas, derrocando dictadores. En Chile, en los
primeros años de la década de los años 70, sube a la presidencia un gobernante
socialista, que poco a poco inició un proceso de nacionalización de los recursos
naturales que eran explotados por empresas extranjeras así como de las empresas de servicios públicos.
La novedad, estaba en que Salvador Allende de tendencia socialista, había
llegado a la presidencia de la nación austral bajo las reglas de la democracia liberal, es decir, por medio de elecciones, lo que impedía una intervención directa
de Estados Unidos, toda vez que había sido elegido democráticamente.
Esta situación era un traspiés para los intereses de los Estados Unidos que
veían en esta situación un “mal ejemplo”. Por esta razón, apoyó un golpe de
estado dirigido por el militar Augusto Pinochet, quien luego de asesinar al presidente Allende durante un bombardeo al palacio, iniciará una de las más violentas dictaduras militares de América Latina.
Esta no fue la única dictadura militar o civil, apoyada y dirigida desde la embajada norteamericana, fueron varios los gobiernos dictatoriales apoyados por
los Estados Unidos, como estrategia anticomunista o como forma de asegurar
que las naciones cumplieran los mandatos de la potencia de garantizar sus intereses económicos y políticos sobre los intereses de las grandes poblaciones de
pobres de América Latina.
Dictaduras en América Latina
Esta forma de someter a la oposición para quedarse con el poder y/o con los
dineros del Estado, ha sido lamentablemente parte de la historia de nuestros
países, pero este fenómeno se dio simultáneamente en América Latina durante
la segunda mitad del siglo XX, con el beneplácito o el apoyo de los Estados Unidos, como estrategia anticomunista, de esta manera países como Brasil, Chile,
Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Haití, Nicaragua y Colombia se vieron
afectados por esta situación que generalizó la violación sistemática de los derechos humanos, dando paso al fenómeno conocido como el terrorismo de Estado.
En el caso colombiano, algunos historiadores coinciden en que la dictadura fue acordada por los partidos tradicionales (liberal y conservador) como
forma de finalizar una época de violencia iniciada por ellos mismos, pero
que poco a poco se les volvió inmanejable, llegado a cometerse toda clase de
atrocidades contra el adversario.
Invasiones en América Latina
Las relaciones de Estados Unidos con sus vecinos siempre han sido de intervencionismo, unas veces “indirectas”, por medio de asesorías y apoyo militar,
y otras veces por medio de la acción militar directa de los ejércitos norteamericanos siempre con la excusa de salvaguardar el orden en las naciones.
Esta estrategia de intervencionismo fue denominada como la política del
“Buen Vecino” por los Estados Unidos, quienes consideraban que con ella
“defendían” a las naciones de sus enemigos internos o los protegían de dominaciones externas, el inicio de esta política fue la intervención norteamericana en Cuba y Puerto Rico, con la excusa de apoyar la independencia, pero
luego estas naciones quedaron bajo su poder; luego siguieron una lamentable
lista de invasiones que salvaguardaban los intereses de los Estados Unidos
sobre cada una de las naciones.
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