martes, 10 de junio de 2025

Islam

Islam

El islam es una de las grandes religiones monoteístas del mundo, la segunda más numerosa luego del cristianismo. Tiene alrededor de 1900 millones de fieles en todo el mundo (24 % de la población global).

Se trata de una religión abrahámica, como el judaísmo y el cristianismo, pues se identifica con la tradición religiosa que reconoce como ancestro y primer patriarca a Abraham (llamado Ibrahim por los musulmanes), quien según los textos sagrados estableció un pacto con Dios. Sin embargo, el islam se distingue del judaísmo y el cristianismo porque cree que el último y más importante profeta fue Mahoma (Muhammad), llamado “mensajero de Dios” y “sello de los profetas”.

El libro sagrado del islam es el Corán, considerado la palabra de Dios revelada a Mahoma. Otros libros importantes son las compilaciones de hadices (en singular, hadiz), es decir, dichos y hechos de Mahoma que sirven como guías para la conducta cotidiana de los musulmanes. También acepta como textos sagrados la Torá de la Biblia hebrea (conocida asimismo como Pentateuco y llamada Tawrat en árabe), los Salmos bíblicos (llamados Zabur en árabe) y el Evangelio (llamado Injil en árabe).

El islam venera de manera exclusiva a Alá (Allah), cuyo nombre significa Dios en árabe y proviene de la voz semítica El, empleada en la Biblia. Es considerado el único Dios y no se toleran sus representaciones gráficas, que son juzgadas como idolatría. Islam significa en árabe “sumisión (a Dios)”, y los seguidores del islam se denominan “musulmanes” (del árabe muslim, “que se somete”).

El islam se divide en dos ramas principales (sunismo y chiismo). A ellas se añade una tercera rama minoritaria (el jariyismo, hoy en día representado por el movimiento ibadí) y una forma de misticismo islámico llamado sufismo (que practican algunos fieles de las distintas denominaciones del islam).

PUNTOS CLAVE

• El islam es la segunda religión monoteísta más numerosa del mundo (luego del cristianismo), con alrededor de 1900 millones de fieles.

• Es una religión abrahámica, pues al igual que el judaísmo y el cristianismo reconoce sus orígenes en el pacto establecido entre Dios (llamado Alá en árabe) y el patriarca Abraham.

• Surgió en la península arábiga en el siglo VII y considera como su fundador y principal profeta a Mahoma.

• Su libro sagrado es el Corán, que según la tradición religiosa fue dictado por Alá a Mahoma, y sus principales ritos (llamados “cinco pilares”) incluyen la peregrinación a La Meca (ciudad natal de Mahoma).

• La Sharia (o ley islámica) rige algunos aspectos de la vida cotidiana de los musulmanes, pero su grado de aplicación legal varía según cada país.

• Tiene dos corrientes principales: el sunismo, que es mayoritario, y el chiismo, que representa entre el 10 y el 15 % de los fieles.

Ramas del islam

Las principales ramas del islam son:

• El sunismo. Es la rama mayoritaria del islam a nivel mundial. Su nombre proviene de la Sunna, la colección de dichos y hechos del profeta Mahoma que es casi tan valorada como el Corán. A diferencia de la rama chiita, el sunismo considera legítimos a los cuatro primeros califas del islam (llamados ortodoxos), sucesores de Mahoma tras su muerte en 632, porque fueron elegidos dentro de la tribu árabe de Quraish, la misma a la que pertenecía el profeta. El sunismo contiene cuatro escuelas de interpretación del derecho islámico: hanafí, malikí, shafi’í y hanbalí.

• El chiismo. Es la segunda rama más importante del islam, y sus fieles representan entre el 10 y el 15 % de la población musulmana mundial. Sus seguidores consideran ilegítimos a los primeros tres califas ortodoxos del siglo VII, y solo admiten como legítimo al cuarto califa, Alí ibn Abi Tálib, pues pertenecía a la familia de Mahoma (era su primo y yerno, casado con su hija Fátima) y se consideraba que sus descendientes deberían haber sucedido al profeta al frente de la comunidad musulmana para preservar la línea familiar. El término “chiita” proviene de la palabra árabe chia, que significa partido o facción, y se empezó a usar para nombrar a los partidarios de Alí (chiat u Ali) contra la mayoría sunita. Actualmente, los chiitas son mayoría en Irán, Irak, Baréin y Azerbaiyán.

• El jariyismo. Es una rama minoritaria del islam, que actualmente está representada por una corriente moderada conocida como ibadí (dominante en Omán). Su nombre significa “el que sale” o “el que se retira” (jariyi), ya que sus orígenes provienen de una división en el seno de los partidarios de Alí en el año 657. A diferencia de los chiitas y los sunitas, quienes tenían ideas ortodoxas sobre quién debía ser el líder de los musulmanes (un miembro de la familia de Mahoma o un miembro de su tribu), los jariyíes consideraban que esa debía ser una decisión libre de la comunidad, basada en la piedad y rectitud del futuro gobernante. Su doctrina se basa en la creencia en que la profesión de fe no es suficiente para hacer a alguien musulmán, pues debe ir acompañada de buenas obras, incluso si se trata del califa o del imán (guía religioso y, a veces, también político).

grupos ascéticos y esotéricos organizados en hermandades (tariqa) que, en sus inicios, no fueron reconocidos como parte del cuerpo oficial u ortodoxo de la religión. Surgió como una reacción contra los aspectos materiales y legales del islam mayoritario. Según los seguidores del sufismo, Mahoma habría inaugurado “el camino” (tariq) espiritual: un conjunto de métodos y ritos de meditación, purificación del corazón y relación mística con Dios. Así, se diferencia del resto del islam en que persigue la proximidad a Dios mediante la santidad (walaya).

Historia del islam

Los orígenes del islam se remontan al siglo VII en la península arábiga. Según la tradición islámica, fue en esa época cuando el profeta Mahoma comenzó a difundir su mensaje religioso entre los pobladores de la región. En esta región vivían mayormente tribus y comunidades nómadas o seminómadas, como los beduinos, y pequeñas poblaciones de agricultores que ocupaban los oasis del norte o las zonas más fértiles del sur.

Estas poblaciones árabes tenían sus propias religiones politeístas, y compartían en general como lugar de culto una ciudad sagrada, La Meca, donde veneraban el pozo sagrado de Zamzam y el santuario de la Kaaba.

Mahoma era originario de La Meca y, según el relato religioso, tuvo una revelación divina a sus 40 años en las afueras de la ciudad, cuando el ángel Gabriel se le apareció en lo alto de una montaña. Desde entonces, tuvo otras revelaciones y se dedicó a predicar la que, según él, era la antigua y verdadera religión, la del Dios único que le había hablado a Abraham, Moisés y Jesús antes que a él.

Algunos clanes poderosos de comerciantes de La Meca se opusieron a Mahoma e impusieron un boicot comercial contra su clan, por lo que Mahoma perdió la protección de su familia y partió junto a sus seguidores a Medina en 622. Este episodio es llamado por los musulmanes hégira (migración) y con él inicia el calendario islámico.

Mahoma entabló un conflicto militar contra las autoridades de La Meca, que concluyó en 630 con la rendición de la ciudad ante sus tropas. Posteriormente, sometió a otras tribus y ciudades y unificó en un solo Estado musulmán un amplio territorio de la península arábiga. Tras su muerte en 632, ese Estado quedó en manos de sus sucesores, los califas, quienes expandieron la religión y la dominación política islámica a otras tierras, tanto de Asia como del norte de África e incluso de la península ibérica.

En esos años se produjo un cisma entre dos ramas del islam, los sunitas y los chiitas, que inicialmente tenía características políticas, basadas en quién debía suceder legítimamente al profeta (un miembro de su tribu elegido por consenso, según los sunitas, o un familiar directo de Mahoma, según los chiitas), y posteriormente adquirió connotaciones religiosas que perduran en la actualidad.

Entre los siglos VII y VIII se sucedieron tres dinastías que gobernaron el imperio islámico: los califas ortodoxos, los califas omeyas y los califas abasíes. Durante el califato ortodoxo se editó la versión canónica del texto sagrado de los musulmanes, el Corán.

El tercer califato, el abasí, experimentó una serie de divisiones y perdió finalmente su poder territorial en el siglo X con la expansión de otras dinastías musulmanas en la región. Desde el siglo XI, los musulmanes se enfrentaron a los reinos cristianos de Occidente en una serie de conflictos conocidos como las Cruzadas (1096-1291), cuyo principal objetivo era el control de la Tierra Santa. En ese contexto se destacó Saladino (1137-1193), sultán musulmán de Egipto y Siria, quien expulsó a los cruzados de Jerusalén.

La expansión de los grandes imperios europeos de los siglos XVIII y XIX redujo el papel de los Estados musulmanes como potencias mundiales. El último gran imperio musulmán fue el Imperio turco otomano, surgido entre los siglos XIII y XIV, que se desintegró luego de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), si bien la mayoría de los territorios que habían estado bajo su dominio mantuvieron la preponderancia de la religión musulmana cuando se convirtieron en naciones independientes.

En el siglo XXI, el islam es una de las religiones con más seguidores del mundo, distribuidos en diferentes países (especialmente de Oriente Próximo y el norte de África) e identificados con distintas ramas (la mayoría perteneciente al islam sunita). Además, es la religión oficial de varios Estados. Algunas de sus doctrinas son interpretadas por grupos fundamentalistas radicales como un llamado a la violencia religiosa, como al-Qaeda o Estado Islámico (Daesh), lo que suele promover la condena internacional de muchos Estados y ciudadanos musulmanes en todo el mundo.

El Corán

El libro sagrado de los musulmanes es el Corán, también llamado Alcorán o Qurán, donde se cree que está contenida la palabra de Alá, revelada al profeta Mahoma por el ángel Gabriel (Jibril en árabe). Su nombre proviene probablemente del árabe al-qur’an, que significa “recitación”.

Según la tradición religiosa, mientras vivía el profeta, las palabras que recibió de Dios se transmitieron oralmente y, en algunos casos, fueron escritas en soportes físicos, como el pergamino. Sin embargo, fue durante el califato de Utman ibn Affan, entre 644 y 656, cuando se compilaron y estandarizaron las partes transmitidas por vía escrita y oral, y se organizaron en su versión oficial de 114 suras (especies de capítulos divididos a su vez en versículos).

En el Corán son mencionados personajes míticos y religiosos de las tradiciones judía y cristiana, como Adán, Noé, Abraham, Moisés o Jesús, quienes son considerados profetas de Dios, es decir, profetas islámicos. Sin embargo, en la tradición islámica el último y más importante de los profetas es Mahoma, cuya vida y enseñanzas (llamadas Sunna) son tomadas como modelo y guía de conducta, narradas en textos llamados hadices, pues el Corán contiene muy pocos detalles sobre su vida.

El Corán se concentra en la continuidad del mensaje de Alá a través de los profetas, en las normas éticas, legales y religiosas que deben seguir los fieles, en la lucha contra los infieles y en la creencia en el juicio final.

Se escribió en árabe clásico, idioma en el que suele recitarse durante la liturgia, aunque hoy en día ha sido traducido a innumerables lenguas. Las traducciones se consideran versiones del original, nunca equivalentes al mismo, y se les reconoce un valor puramente didáctico, pues solo el original transcribe literalmente las palabras reveladas por Dios. Aun así, algunos fieles consideran que el Corán terrenal es una reproducción parcial del Corán verdadero, “eterno e increado”, que habita en los cielos.

Símbolo del islam

Así como el cristianismo se identifica con la cruz, el símbolo con el que tradicionalmente se asocia el islam es la medialuna, y especialmente la creciente y estrella: una medialuna con una estrella en su costado cóncavo.

Su origen se remonta a la época grecorromana en la ciudad de Bizancio, donde se asociaba a la versión romanizada de la diosa Artemisa, Diana la cazadora, que solía llevar sobre su cabeza una medialuna con las puntas hacia arriba, como si fueran cuernos. La medialuna con la estrella se comenzó a usar en monedas e insignias militares.

Este símbolo pasó al Imperio otomano, tal vez incluso antes de la conquista en el siglo XV de Constantinopla (capital del Imperio bizantino), y quedó tan asociado desde entonces al islam que hoy en día figura en muchas banderas de naciones musulmanas, como Turquía, Argelia, Túnez, Libia, Pakistán, Mauritania, Malasia y Azerbaiyán.

Ritos o “pilares” del islam

Los principales ritos y prácticas religiosas de los musulmanes son cinco y se los conoce como los “pilares” del islam:

• La shahada o profesión de fe. Es la base de la pertenencia al credo musulmán. Consiste en pronunciar al menos una vez en la vida, frente a testigos, el enunciado que dicta que: “No hay más Dios que Alá, y Mahoma es su profeta”.

• La salat u oración. Es la plegaria ritual que debe realizarse cinco veces al día: al amanecer, al mediodía, a la media tarde, al crepúsculo y a la noche, siempre orientando el cuerpo hacia La Meca. Cada viernes al mediodía debe haber una oración comunitaria en la mezquita.

• La zakat, azaque o limosna obligatoria. Es un porcentaje de la riqueza que el fiel debe pagar anualmente al Estado en grano, ganado o dinero para que sea distribuido entre los menos favorecidos. En los Estados musulmanes actuales, es reemplazado por los impuestos nacionales y por donaciones individuales voluntarias a la caridad, salvo en países como Arabia Saudita que mantienen la práctica tradicional.

• El sawm o ayuno. Es un ayuno ritual que debe hacerse durante el mes de Ramadán, que es el noveno mes del calendario lunar islámico. Los musulmanes adultos deben abstenerse de comer, beber, fumar y mantener contacto sexual desde el amanecer hasta la caída del sol. Los únicos exceptuados son los ancianos, las mujeres durante la menstruación, o luego de un parto, y las personas enfermas, aunque estos deben, en la medida de lo posible, compensarlo en otro momento del año o mediante la ayuda a terceros.

• La hajj o peregrinación a la Meca. Es una gran peregrinación a los monumentos sagrados de La Meca que todo musulmán que tenga los recursos y la salud para ello debe realizar al menos una vez en la vida. Al ingresar en La Meca, los fieles deben alcanzar el estado de ihram o sacralidad, vestirse con dos prendas limpias sin costuras y evitar ciertas actividades, como la práctica sexual. La peregrinación se celebra en el mes de Dhu al-Hijjah (último mes del calendario musulmán) y una de sus actividades principales consiste en dar siete vueltas al santuario de la Kaaba, dentro de la gran mezquita de La Meca, y en algunos casos besar y tocar la Piedra Negra que se ubica en una de sus esquinas.

 

 

Actividad 1:

Instrucciones: Lee cuidadosamente el texto y, utilizando solo la información proporcionada, completa la siguiente tabla en tu cuaderno. Si no encuentras la información explícita para una casilla, déjala en blanco.

Concepto Clave

Descripción/Definición

Islam

Musulmán

Alá

Mahoma

Corán

Hégira

La Meca

Sunismo

Chiismo

Jariyismo

Actividad 2:

Instrucciones: Los "cinco pilares" del islam son fundamentales para la práctica religiosa. En tu cuaderno, escribe cada uno de los cinco pilares y, con tus propias palabras (sin copiar textualmente), explica brevemente en qué consiste cada uno y cuál es su importancia para un musulmán.

Actividad 3:

Instrucciones: Crea un mapa conceptual en tu cuaderno que relacione los siguientes términos clave del texto:

  • Islam
  • Monoteísta
  • Religión abrahámica
  • Mahoma
  • Corán
  • Alá
  • Sunismo
  • Chiismo
  • Sufismo
  • Península arábiga
  • La Meca
  • Hégira
  • Pilares del Islam

 

Actividad 4:

Instrucciones: Lee la sección "Historia del islam" y elabora una línea de tiempo en tu cuaderno, destacando al menos 5 eventos importantes con su respectivo año (o siglo, si el año exacto no se menciona). Incluye una breve descripción de cada evento.

Actividad 5:

Instrucciones: Después de leer el texto sobre el islam, responde las siguientes preguntas en tu cuaderno. Utiliza la información del texto para fundamentar tus respuestas:

  1. ¿Qué similitudes encuentras entre el islam y otras religiones monoteístas que conozcas (como el judaísmo o el cristianismo), según lo descrito en el texto? Menciona al menos dos similitudes.
  2. Según el texto, ¿cuál crees que es el mayor desafío que enfrenta el islam en el siglo XXI y por qué?
  3. Si tuvieras la oportunidad de hacer una pregunta a un estudioso del islam basada en la información de este texto, ¿cuál sería esa pregunta y por qué?

domingo, 8 de junio de 2025

CRISIS DEL EIMPERIO ROMAN0

 

TALLER GRADO SEPTIMO

¡El imperio agoniza! era el grito que parecía escucharse por todos los territorios dominados, en otros tiempos, por la gran Roma. El esplendor de la civilización mediterránea, impulsado por esta ciudad, llegaba, al rededor de los siglos III y IV d.C. a su nivel más bajo.

Entre los habitantes del imperio, unos señalaban a los bárbaros como culpables de la caída, otros la atribuían a los errores de los propios gobernantes y otros más al enojo de los antiguos dioses, celosos de haber sido sustituidos por el Dios de los cristianos. Quienes así pensaban no disponían de la explicación que hoy la historia ofrece: no fue un problema único el que hizo desplomarse al gran Imperio Romano, sino varios, de los cuales unos fueron muy grandes y decisivos.

El conjunto de esos problemas y desajustes con firma el estado del periodo de crisis, cuyo desenlace

sería la ruina final del propio imperio. Por una parte, estaban los problemas que aquejaron al Imperio Romano desde "adentro", es decir, los factores internos. Por otra, los que afectaron a la organización imperial desde "afuera" de sus fronteras, es decir, los factores externos.

Factores internos Uno de los factores internos que más influyó en la desestabilización del imperio fue la crisis agrícola. Como la agricultura era la base principal de la economía, con su decadencia se venían abajo las otras actividades esenciales para el imperio.

La vida de las ciudades se vio afectada, pues esta crisis impulsó a los ricos gobernantes a retirarse a sus propiedades del campo para vigilar de cerca su administración y, de esta manera, asegurar el alimento para su subsistencia, movimiento que provocó el abandono de los centros urbanos.

Al escasear los alimentos básicos, sus precios se elevaron enormemente. Con ello, los pocos recursos con los que disponía el ciudadano común se redujeron de manera que, en los primeros años de la crisis, apenas le alcanzaban para sobrevivir.

Como el alza de los productos iba en aumento, al igual que la escasez, cada día se podía comprar menos; y por ello, la gran mayoría de los romanos se vieron, repentinamente, empobrecidos en extremo. Muchos ciudadanos libres emigraron también al campo para ofrecerse como esclavos al servicio de las villas de los propietarios adinerados, acentuando así el abandono de las ciudades.

Entre la gran variedad de problemas que se manifestaron como parte de una misma crisis sobresalen también los relacionados con el ejército romano. Los jefes de ese cuerpo guerrero fueron, poco a poco, acumulando poder no sólo en el ámbito militar que les era propio, sino que adquirieron autoridad en el mismo gobierno del Imperio. Pero los intereses entre los jefes militares más influyentes en la dirección muchas veces eran contrarios, y así se suscitaron conflictos políticos que, al agudizarse, generaron guerras internas. Estas terminaron por debilitar, aún más, el frágil equilibrio del imperio.

Pero las luchas internas, con todo y ser destructivas, no propiciaron la disolución del imperio tan directamente como los gastos generados por el enorme ejército y por los miles de funcionarios civiles encargados de administrar los asuntos imperiales que resultaban, a veces, inútiles.

En el esquema de esta página presenta la relación del conjunto de los factores internos que influyeron directamente en la decadencia del Imperio Romano.

Por otra parte, en las regiones occidentales del imperio, en lo que hoy es Europa Occidental, las consecuencias internas de la crisis se resistieron con mayor fuerza. Ello impulsó al emperador Constantino a trasladar la sede de su gobierno, de Roma en el Occidente, a Bizancio en el Oriente, ciudad que tomó el nombre de Constantinopla.

Oriente se convirtió en el centro político y económico del imperio, y esto provocó un abandono del Imperio Romano de Occidente, que se manifestó en el descuido de sus defensas fronterizas; con ello se abrió el camino para la irrupción del factor externo decisivo: las invasiones bárbaras.



Factores externos

Entre los factores externos que más influyeron en la decadencia del Imperio Romano se encuentran la pérdida de expansión territorial, que trae como consecuencia la disminución del número de esclavos para trabajar y las invasiones de los llamados grupos bárbaros.

Invasiones de los “bárbaros”

Hacia los siglos III y IV, Europa y Asia fueron testigos de grandes movimientos de pueblos que, desplazándose de sus lugares de origen y recorriendo enormes distancias, ocuparon, muchas veces por la fuerza, las tierras cercanas al Imperio Romano.

Aunque no se sabe con certeza el origen de estas migraciones, algunos historiadores suponen que en Europa y en Asia se resistieron los efectos de cambios climáticos, los cuales provocaron sequías, pérdidas de las cosechas, que tuvieron como resultado la hambruna de esas regiones. Estas catástrofes habrían obligado a los pueblos de Asia Central a moverse en busca de mejores tierras y más alimentos.

Los hunos, por ejemplo, pueblos terribles por su crueldad en la guerra, se movilizaron en tres direcciones partiendo del Asia Central, su lugar de origen: hacia el oriente llegaron a China, al sur acosaron con firmeza a los pueblos de la India y, por último, al occidente chocaron con los límites del Imperio Romano y con algunos grupos no menos aguerridos: los germanos.

La presión ejercida por las tropas de los hunos sobre los pueblos germánicos de Europa Oriental provocó que estos, huyendo del peligro, se desplazaran hacia Occidente, es decir, que iniciaran la migración rumbo a las fronteras del Imperio Romano, las mismas que posteriormente cruzarían. Pero este empuje no fue la única razón de las migraciones, los bárbaros como los germanos tuvieron sus propios motivos para invadir el Imperio, pues desde tiempos atrás se habían acercado poco a poco al territorio romano, atraídos por el comercio de objetos de lujo y de esclavos.

Historiadores de la Antigüedad, que afirmaban que las invasiones germánicas habían sido devastadoras para la vida del Imperio Romano, veían en ellas solamente aspectos negativos.



En épocas recientes se han visto algunos elementos positivos del avance bárbaro sobre Roma. Algunos historiadores afirman que, aun tomando en cuenta los destrozos causados a la organización política del Imperio Romano, los invasores bárbaros deseaban conservar la grandeza del territorio que comenzaban a poblar, debido a la profunda admiración que sentían por la cultura del Imperio.

La llegada de los bárbaros, unida a los problemas que vivía la organización política de Roma marcaron el inicio de la ruptura y caída del Imperio Romano.

Reinos bárbaros

La organización política del Imperio Romano de Occidente se había desmoronado bajo el peso de la crisis y de los problemas anteriormente tratados, pero los conocimientos y experiencias de la cultura latina, acumulados en varios siglos de dominio del mundo mediterráneo siguieron a flote gracias al impulso de la tradición cultural de Roma que impulsó el surgimiento de una nueva etapa en la historia europea: la Edad Media.

Quienes recibieron la encomienda de rescatar y continuar la herencia de Roma fueron los pueblos germanos, y la forma que utilizaron para llenar el vacío dejado tras la derrota del imperio fue la fundación de pequeños Estados conocidos como reinos bárbaros, que adoptaron el sistema monárquico a la usanza romana. Ellos continuaron con la costumbre de división de la tierra, el trabajo agrícola; además se establecieron en regiones marcadas antes por la división provisional del Imperio Romano. Dichos reinos se establecieron en las regiones marcadas anteriormente por la división provincial del Imperio Romano y se conocieron con el nombre del pueblo germano que los fundó: burgundios, visigodos y francos entre otros.

Hacia la fragmentación

La poca experiencia de los germanos para administrar grandes territorios y poblaciones numerosas impidió que sus reinos sobrevivieran por sí solos, pero estimuló a los reyes y a sus cortes para apoyarse en las anteriores organizaciones romanas.

Así, los monarcas bárbaros adoptaron desde los títulos de poder romano hasta las formas más complejas de organización, por ejemplo, para los repartos de tierras, dándose una convivencia pacífica con los nuevos pobladores germánicos. Como lo afirma el historiador Perry Anderson, las sociedades de los primeros reinos germánicos se presentaban como sociedades duales.

En ellas los elementos romanos prevalecieron sobre las innovaciones germánicas; la lengua que se hablaba era el latín, con muy pocos elementos de las lenguas bárbaras; el derecho romano se utilizó como base de convivencia entre las poblaciones romanas y germana.



ACTIVIDAD

1.       Resalta las palabras desconocidas y busca su significado.

2.       magina que eres periodista en el Imperio. Escribe una entrevista ficticia con un ciudadano romano afectado por la crisis. Haz al menos 5 preguntas y responde como si fueras él o ella.

3.       Crea una ficha con 10 palabras clave del texto (por ejemplo: agricultura, bárbaros, emperador, esclavos…). Escribe su definición y un dibujo simbólico. Recórtalas como si fueran piezas de un rompecabezas de conceptos.

4.       Dibuja tu propio reino bárbaro basado en lo que aprendiste. Dale un nombre, una bandera, y representa su organización política, social y económica. Acompaña el dibujo con una breve descripción escrita.

viernes, 6 de junio de 2025

"Líderes que construyen juntos"

 

"Líderes que construyen juntos"

1. ¿Qué es el liderazgo?

  • Definición sencilla: El liderazgo es la capacidad de influir positivamente en otros para lograr objetivos comunes.
  • Tipos de líderes:
    • Líder positivo (motiva, organiza, escucha).
    • Líder autoritario (impone).
    • Líder pasivo (no toma decisiones).
  • Cualidades de un buen líder: Responsabilidad, empatía, comunicación, toma de decisiones, creatividad.

2. ¿Qué es el trabajo en equipo?

  • Definición: Es la colaboración entre personas para alcanzar una meta común.
  • Características de un equipo efectivo:
    • Confianza
    • Comunicación
    • Roles claros
    • Objetivos comunes
    • Resolución de conflictos

Actividad 1:

Instrucciones:
Los estudiantes completan una hoja con las siguientes preguntas:

  • ¿Qué cualidades de liderazgo creo que tengo?
  • ¿Qué habilidades necesito mejorar?
  • ¿A quién admiro como líder y por qué?
  • ¿Qué haría si estuviera a cargo de un grupo en un proyecto escolar?

Actividad 2:

“En tu salón hay un grupo que nunca logra terminar los trabajos. Se pelean, nadie escucha y terminan sacando malas notas. El profesor te pide que ayudes a mejorar la dinámica del grupo.”

Preguntas para responder individualmente:

  • ¿Cómo organizarías al grupo?
  • ¿Qué reglas propondrías?
  • ¿Cómo resolverías un conflicto?
  • ¿Qué harías si alguien no colabora?

Actividad 3

  • ¿Qué aprendí sobre mí como líder?
  • ¿Cómo influye mi forma de ser en el trabajo en equipo?
  • ¿Qué puedo mejorar para aportar mejor a un grupo?